“La postura del hijo”, un cobarde en la familia

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Un dramón. Calin Peter Netzer dirige esta película que ganó el Oso de Oro en el Festival de Berlín. Pozitia copilului, se llama en su idioma vernáculo. Una historia muy dura, tensa, turbadora, que ofrece un retrato descarnado con trazos de amor materno filial y traumas insuperables, pinceladas de color rojo para el tráfico de influencias y brochazos que salpican gotas de la corrupción que desgasta algunas instituciones básicas de la sociedad rumana. Emociones a flor de piel, y pieles que deben curtirse. Preguntas que caen entre las lágrimas de lluvia y respuestas que se pierden en las alcantarillas…

Oso de Oro Berlín

¿Quién va al cine a ver una película rumana? Solo los más cinéfilos, y esos niños, ahora ya adultos con arrugas, gafas y achaques, que añoran los tiempos en los que su abuelo o su padre, caída la tarde, se sentaban en su cama para arroparlos con cariño mientras narraban increíbles aventuras que sucedían en reinos lejanos. Unas veces, leyendo un libro, y otras, teatralizando un cuento. Qué tiempos. Y pasados los años, necesitan escuchar cada noche una historia que les emocione, una historia que les sirve para reencontrarse con fantasmas queridos. Aunque tengan que ir al cine solos bajo la tormenta, tapándose la cara con las solapas de la gabardina. Yo soy uno de ellos.

Luminita Gheorghiu es la protagonista indiscutible de la película, y eso que no es más que un personaje secundario en la historia. Es “El Padrino”. 112 minutos largos, muy largos; que te harán reflexionar y mirar a tu madre con otros ojos. Una historia adulta para espectadores maduros. Calin Peter Netzer ganó el Oso de Oro a la mejor película del Festival de Berlín con esta Pozitia copilului, que en España la han bautizado como La postura del hijo. Un drama incómodo.

La postura del hijo

Una noche fría de marzo, Barbu, de 32 años, conduce su coche más rápido de lo recomendable y de lo recomendado. Y atropella a un niño. El chaval fallece poco después del accidente, con lo que Barbu tiene todas las papeletas para dar con sus huesos en la sombra. De tres a quince años. Su alma estará para siempre encadenada. Un hombre atormentado. Sin embargo, su madre Cornelia, arquitecta y perteneciente a la clase alta de Rumanía, no es de esas personas que se rinden tan fácilmente. Intentará evitar por todos los medios que su hijo vaya a la cárcel. He dicho por todos los medios, sí. Un paseo por las cloacas vestida de Valentino.

La relación entre madre e hijo no es todo lo afectuosa que podríamos suponer. Una madre absorbente, y un hijo, que esquiva toda responsabilidad y compromiso, que quiere sacar la cabeza del asfixiante manto materno. ¿Y el padre? Los hombres ya no valemos para nada…

De todas formas, Barbu ha decidido solucionar a su manera este “problema”, y desprecia la ayuda de su madre. Ingrato. Se rinde. Ella no. No quiere justicia, es un alien que cuida sus huevos. Tiene arrestos y pocos escrúpulos. Si te tienes que humillar, te pones rodilleras. Cornelia intenta convencer al único testigo que existe para que cambie su testimonio. No diré si lo consigue, únicamente quiero resaltar una de las secuencias más abrumadoras, más desgarradoras y penosas que he visto en mucho tiempo. Cornelia cara a cara con los padres de la víctima, con la excusa de dar el pésame, probablemente sincero, pidiendo que retiren la denuncia. Que su hijo es un encanto, muy buen chico. Que merece otra oportunidad.

Pozitia copilului

Te sientes identificado con los padres del chaval, es humano, no entiendes a qué ha venido esa señora, solo a causar más sufrimiento. No hay perdón, no puede haber olvido. Es demasiado pronto. Sólo hay interés, no hay empatía sincera. Dan ganas de cometer una locura, y solo la integridad, la decencia que no se compra con dinero y la mayor de las valentías, impiden que salga humo del cañón de una escopeta de caza. La película denuncia el tráfico de influencias y la corrupción en algunas instituciones básicas de la sociedad rumana, una radiografía en color… aunque no creo que debamos pisar Transilvania para distinguir nubarrones negros. Si miramos al cielo para santiguarnos por los pecados de los demás, puede que una paloma nos deje un regalito.

El guion y la actriz protagonista rayan a una altura que no alcanzan ni por asumo, su fotografía y su dirección. Esa cámara marea. Y falla el ritmo en muchos momentos de la historia. Un cine directo, tenso. Odio y ternura. Sentimientos que un niño puede entender, dobleces que solo una persona madura puede captar. El lobo se viste de cordero o se mete en la cama de la abuelita con su ropa, pero siempre lleva afilados los colmillos. No te confíes. Aprende. Paga la entrada…

¿Serías capaz de perdonar?

Archivado en Calin Peter Netzer, Cine, Donostia Zinemaldia, Drama, Festival de Berlín, Festival de San Sebastián, La postura del hijo, Luminita Gheorghiu, Oso de oro, Pozitia copilului
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Comentarios (3)

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  • Ionela Scoarta dice:

    Da gusto leer criticas de cine rumano escritas por alguien a quien algunos aspectos de esa cultura le sean extraños. No habia escuchado nada sobre la película, pero la veré

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