Charlas TED: Karen Thompson Walker, lo que el miedo nos puede enseñar

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Siempre había pensado que el miedo es una debilidad. Cosas de niños y niñatos. Pues Karen Thompson Walker, la escritora que triunfó con La edad de los milagros, tiene otro interesante punto de vista. Hay que afrontar esos latidos de la noche. Hay que estudiarlos, interpretarlos, ya que son nuestros compañeros de viaje toda la vida. Los miedos que son lógicos, no todos, nos ayudan a predecir el futuro. Nos hacen más juiciosos. Te aconsejo que guardes once minutos para escuchar esta conferencia. Es muy sugestiva. Una exposición espléndida. No sé si conoces la historia del ballenero Essex, su naufragio…

 Lo que el miedo nos puede enseñar

El que ha naufragado tiembla incluso ante las olas tranquilas.

Ovidio era un poeta. Así que veía la vida tal y como es. Tú también puedes conseguirlo, cierra los ojos y juega conmigo. Imagina por un momento, que eres un náufrago a la deriva en el desmedido océano Pacífico. Un cachalote miope ha abierto un boquete en tu barco. Las olas te balancean en el pequeño bote ballenero, una de las tres chalupas que saturáis tú y tus 19 compañeros. No sois unos mocosos, sabes que a partir de ahora, el salitre mojará tus labios, y sobre todo, que solo existen tres rumbos plausibles hacia el desagüe, hacia un refugio desahogado. Debes tomar una decisión, la correcta, y remar para salvarte. Para salvaros. Piensa en tu dilema, concéntrate… y si quieres, reza. Lo que sepas. Todas las opciones son arriesgadas, cada una trae consigo una peligrosa amenaza, una consecuencia que produce mareos. No te lo tomes a la ligera, pero tampoco esperes a que el agua te llegue al cuello.

Charlas TED

Es la historia del ballenero Essex. Sucedió en 1819. Una historia que inspiraría algunos episodios de Moby Dick y cuyos detalles, te aclarará la novelista Karen Thompson Walker en esta conferencia que impartió sobre los escenarios de TED. Escúchala. Una gran charla… un relato muy bien contado.

El miedo estimula la creatividad, pero 16 mil kilómetros de mar te jibarizan el juicio y el cráneo. No hay equipo de rescate, y los víveres están muy justos. No llores, no grites, no sirve de nada. Incomunicados. Sin Wi-Fi.

La primera posibilidad era desembarcar en las islas más cercanas, las Marquesas, aunque los rumores inquietaban. Al parecer, esas islas estaban habitadas por caníbales. Sonaron las alarmas. ¡Devorados en la cena! Ni hablar. La segunda opción era dirigirse hacia el norte, directamente a Hawái, pero el capitán garantizaba que estaban en temporada de grandes tormentas tropicales, y que sin duda, tropezarían con alguna que los golpearía con saña y crueldad. La tercera alternativa era la más larga y la más difícil. Encaminarse hacia el sur, hasta encontrarse con una corriente de viento que los llevara hacia Sudamérica. ¿Tenían suficiente agua y comida? Muy probablemente, no. No.

¿A qué miedo escucharías tú? ¿Cuál prefirieron esos pobres hombres? ¿Esos marineros de piel curtida por el mar?

El miedo es una forma inconsciente de narrar historias.

Charla TED

La misma estructura que las novelas, que la ficción. Introducción, nudo y desenlace. Unos personajes reconocibles. Nosotros. Y suspense. ¿Qué pasará ahora? Los miedos nos hacen pensar en el futuro. Predecirlo. Y Karen nos da el siguiente consejo: si en lugar de ignorar esos temores, los analizamos y los traducimos en “preparación y acción” (paranoia productiva), cuando se hagan realidad, porque a veces ocurre, estaremos preparados. Nos regalan un poco de sabiduría, algo de perspicacia.

Aquí nace otra gran pregunta. ¿Cómo distinguir a qué miedos hacer caso y cuáles desoír? Tendrás que atender la charla… los balleneros del Essex te esperan con su arpón para despertar tu capacidad crítica. Ojalá sepas interpretar tus canguelos mejor que ellos. Ojalá nunca tengas que comerte tus respuestas. Y hablando de respuestas… a ver qué te parece este pensamiento de Nabokov. Es inapelable.

Un buen lector tiene la pasión del artista, la disposición de perderse en la historia, pero sin olvidar algo tan importante como lo anterior, necesita el juicio imparcial del científico.

En conclusión (y me hablo al espejo como Robert De Niro, alias Travis Bickle, en Taxi Driver), plantéate cómo vencer esa sensación tan espantosa. No des la espalda a esa puerta medio cerrada, ábrela. Agarra el pomo aunque te tiemble la mano y tira hacia ti. Hay que aprender a discernir cuándo la imaginación nos quiere jugar una mala pasada, cuándo se ha desbocado y sus proyecciones nos ponen en riesgo. Si tras estudiar ese temor, decides que podría suceder eso que percibes, que no es tan ilógico como un ataque zombi, prepárate y actúa. No te quedes paralizado. El miedo es una herramienta para predecir el futuro, para que no nos sorprenda la verdad. El miedo es nuestro amigo.

Aprendemos que no hay monstruos metidos debajo de la cama.

¿Es el miedo una debilidad? ¿Son historias? ¿Sabes interpretarlas? ¿Las analizas? ¿Será casualidad que algunas de las mentes más brillantes no logren jamás superar sus miedos infantiles? ¿Somos capaces de identificar todos nuestros temores? Are you talking to me?

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