Bartolomé Esteban Murillo y su obra desconocida “Grupo de figuras”

COMPARTIR 0 TWITTEAR

Murillo es uno de los grandes maestros del llamado Siglo de Oro de la pintura española, que aportó un estilo propio mezclando diversas características: solidez estructural, variedad cromática, maestría narrativa, escenas dominadas por la emotividad y el sentimentalismo religioso propio de la época. El pintor está reconocido como el gran renovador de la pintura sevillana, siendo el primer artista que abandona los esquemas seguidos en los siglos XVI y XVII para introducir en su obra líneas barrocas que supo extraer de la pintura flamenca e italiana. De este tiempo es su obra menos conocida y más misteriosa. Hoy descubriremos algunos detalles.

Bartolomé Esteban Murillo y su obra Grupo de cuatro figuras

Biografía y contexto social

Bartolomé Esteban Murillo nació en Sevilla en 1617 y murió en la misma ciudad en 1682. Fue hijo de un cirujano y de una familia de plateros y pintores. Sobre su formación, nos encontramos que en el 1642 deseaba realizar un viaje a Roma pero por motivos económicos solo pudo llegar a Madrid. Allí conoció a Velázquez, el cual se quedó admirado por Murillo y le presentó algunas de sus obras al rey Felipe IV.

Murillo se casó con beatriz Cabeza, hija de una familia de plateros. En esa época pintó su primera gran obra, La serie del claustro del convento de San Francisco. Desde ese momento no le faltaron encargos importantes durante toda su carrera. En 1660 fundó la Academia de Pintura de Sevilla que dio la oportunidad a muchos artistas a pulir su arte.

En ese tiempo, Sevilla vivía en un momento de crisis económica y física, ya que sufrió enfermedades como la peste y algunos desastres naturales. El dominio cultural lo tenía la iglesia. La mayoría de los encargos artísticos tenían como mecenas la iglesia o la Monarquía. Pero dentro de este clima tan devocional, Murillo dedicó algún tiempo a realizar obras de género menor.

Autorretrato del pintor sevillano Bartolomé Esteban Murillo

Análisis formal de la obra

En esta obra, Murillo recurre a una escenificación ilusionista para crear un diálogo entre cuatro figuras, de tamaño real, y el espectador. Son cuatro personajes: una joven de rasgos toscos, que viste una blusa blanca bordada con flores negras alrededor del escote, una chaqueta abierta y una falda roja. Ésta apoya su mano en el hombro de un joven engreído, vestido de forma ostentosa y con la uñas sucias, que sonríe descaradamente y parece llamar en voz alta al espectador. en contraste, vemos una vieja de aspecto más digno que protege con sus manos la cabeza de un muchacho con los pantalones rotos y que reposa en el regazo de la mujer mayor.

Murillo marca una linea de separación entre las figuras del cuadro y los espectadores mediante su dominio de la perspectiva, la modulación de la luz y el color. Estas figuras están colocadas en un fondo oscuro, neutro, donde la luz de la escena proviene del exterior, del espacio del espectador.

Teorías sobre su significado

Para entender las controversias que entre los eruditos comporta esta obra, analizaré dos de las hipótesis más famosas que están totalmente opuestas la una de la otra.

J. Brown y su lectura erótica: Según el escritor, las figuras clave para la lectura amorosa-erótica son la mujer mayor y la muchacha joven, personajes habituales en las escenas de prostitución. A la vista, el erotismo de la composición parece moderado, pero la visión del trasero del muchacho a través de un agujero de los pantalones sugiere ciertas prácticas sexuales prohibidas. La fuente temática la encontraríamos en la pintura de género holandesa, que a menudo, plasmaba este tipo de escenas de moral dudosa.

Enrique Valdivieso y su grupo familiar: El profesor e historiador de la Universidad de Sevilla no está de acuerdo con las interpretaciones eróticas que le otorgan a algunas obras de Murillo. En uno de sus libros nos explica:

En nuestra opinión estas interpretaciones parecen estar muy lejos de la realidad, puesto que pensamos que la escena no representa otra cosa más que la reunión de un grupo familiar compuesto por una madre y sus tres hijos que contemplan desde el zaguán lo que ocurre en la calle. De pronto en el exterior acontece algo que no vemos, pero que no puede precisarse, aunque podría ser algo parecido a la caída al suelo de un fanfarrón que se mancha de polvo o de lodo. El niño mayor de la casa se ríe ante tal divertida circunstancia, mientras que su hermana con la cara contraída por el miedo le indica que amortigüe su risa ante la posibilidad de que el burlado arremeta contra ellos en violenta reacción. La madre que despioja al niño levanta su cabeza preocupada antes las circunstancias del incidente. La moraleja que puede tener esta pintura parece aludir tan solo a que no es prudente reirse delante del prójimo puesto que este puede reaccionar bruscamente y causar males mayores.

Estas son las dos teorías más aceptadas en el ámbito académico. Nunca sabremos cuál fue la verdadera intención de Murillo al pintar su obra, pero lo que sí ha logrado es incluir al espectador dentro de la misma y formar parte de la historia, aquí radica su misterio y belleza. Y a vosotros, ¿qué idea os sugiere el cuadro?

Archivado en Murillo, Pintura de género, Pintura del Siglo de Oro, Siglo XVII
COMPARTIR 0 TWITTEAR

Comentarios (15)

Usa tu cuenta de Facebook para dejar tu opinión.

Otras webs de Difoosion