The Americans: la Guerra Fría en casa

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Imagen promocional de la tercera temporada de The Americans

Con toda la crítica rendida a sus pies, la tercera temporada de The Americans ha sido la de su confirmación definitiva como una de las mejores series dramáticas de la actualidad, algunos dicen que la mejor. La confianza que FX ha demostrado en ella y la libertad creativa que han proporcionado a sus creadores, Joe Weisberg y Joel Fields, es una apuesta por un producto de calidad por encima de todo, incluso de las audiencias, pues sus ratings son bajos hasta para una cadena de cable. Este artículo contiene spoilers de la tercera temporada.

Nos habíamos quedado con la boca abierta tras un cliffhanger brutal al final de la segunda temporada (aquí podéis leer nuestra crítica), en la que conocíamos que la Central estaba reclutando a los hijos de los infiltrados en el Directorio S para convertirlos en espías de segunda generación y Paige sería la siguiente en ser reclutada. Ya hemos visto cómo los Jennings se las gastan en sus misiones pero han acordado proteger a su familia de todo y la noticia no les sienta nada bien. Durante toda la temporada les hemos visto discutir entre ellos pues mientras Philip se mostraba inflexible, Elizabeth creía que era algo que tenía que pasar en algún momento.

Por otro lado, Stan no cedió a las presiones y Nina fue repatriada a Rusia, donde acabó en prisión, de donde estamos seguros que conseguirá salir gracias a su talento como espía. En Estados Unidos, mientras Oleg Burov y el agente Beeman se unen para intentar traerla de vuelta delatando a una disidente rusa que se sospecha que estaba haciendo el papel mientras trataba de llegar a las altas esferas norteamericanas. Desde luego, muy interesante ver cómo trabajan dos enemigos por volver a estar con la mujer que aman, aunque nunca llegamos a saber a quién ama ella, siempre tan enigmática.

Un amor imposible en The Americans

En cuanto a la temática, la tercera temporada de The Americans ha girado en torno al concepto de los daños colaterales a inocentes. Durante toda la serie, los Jennings han tenido que engañar, seducir, traicionar y asesinar personas que simplemente estaban en lugar equivocado en el momento equivocado. Este año Philip ha mostrado verdaderos problemas de conciencia con algunas cosas que ha tenido que hacer, como tener que ganarse la confianza de una adolescente de quince años, a la que consiguió manejar sin acostarse con ella, o los problemas derivados del engaño al que ha sometido a Martha, a quien le fue descubierto el micrófono que puso en la pluma del jefe del FBI, lo que deriva en que al fin sepa que Clark no es quien dice ser.

Pero si ha habido un tema central que ha acaparado la atención de todos es la trama de Paige. Durante la primera parte de la temporada sus padres han estado discutiendo sobre qué era lo mejor para su hija, mientras ella cada vez iba integrándose más en la iglesia y estrechando relaciones con el pastor Tim, hasta que éste la incita a pedir explicaciones a sus padres sobre sus salidas nocturnas y le cuentan la verdad. Todos sabíamos que iba a ser duro de asimilar por ella, pero no imaginábamos hasta qué punto porque durante las dos últimas temporadas había dado síntomas de ser una persona revolucionaria. Y lo sigue siendo pues antepone sus valores ante la seguridad de sus padres y su propia familia, delatándolos ante su confesor en un final de capítulo sobrecogedor y brillantemente ejecutado.

La verdadera protagonista de la temporada

El mejor adjetivo que define a The Americans es precisamente su brillantez, una historia muy bien llevada, cocinada a fuego lento, donde lo que siempre importa es el cómo y no el qué y las emociones se anteponen a las acciones. Lo más importante en la serie de FX son los personajes, siempre ha sido así. Si a esto le unimos una banda sonora muy potente sobre todo en algunos tramos combinada con grandes montajes, fotografía y dirección, pues también hace un gran uso del lenguaje audiovisual para transmitir emociones, tenemos un producto redondo. Por último, me gustaría destacar la labor de los actores, que hacen un trabajo impagable. Todos ellos están a la altura de las circunstancias, incluso los episódicos, pero sobre todo Keri Russell y Matthew Rhys, que nos regalan una exhibición semana a semana.

Como decíamos al principio, The Americans se ha convertido en una serie de esas que serán recordadas por mucho tiempo, a pesar de que ni la audiencia ni los premios la traten como se merecen. Ya le pasó a otras como The Wire y al final acabaron en la cumbre de las mejores series de la historia. Incluso yo manifestaba mis dudas al principio pero hay que rendirse a la evidencia, The Americans es de lo mejor que podéis ver en televisión.

Archivado en Crítica, FOX España, FX, Tercera temporada, The Americans
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