Publicado por Carlos Girón el 21/10/2013 @ 12:15
La experiencia se enriquece cuando se tiene la oportunidad de vivir en un suelo distinto de aquel en el que se ha nacido. Hay un necesario proceso de adaptación, de acoplamiento a las nuevas costumbres en el que mucho de lo que se cree verdadero en incuestionable se pone en juego: el saludo, la despedida, el contacto visual y, por supuesto, el epidérmico. De lo más básico a lo más complejo, todo se va llenando de matices.
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