Publicado por Gorka Iriondo el 11/12/2013 @ 18:37
Abres los ojos un domingo por la mañana. Llueve, y no tienes resaca. Te frotas la cara, te estiras como el Cristo Redentor del Corcovado y ruedas como una croqueta en la cama deshecha. Te pones la ropa del día anterior de un salto, te sientas para calzarte. Un calcetín de cada color y tu dedo gordo saludando por el viejo mirador. No importa. Un minuto más tarde, cierras la... Continuar leyendo...