Me encontrarás en el fin del mundo, una novela divertida para este verano

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Seguimos con libros donde las cartas juegan un papel muy importante. En esta ocasión estamos ante un muy joven novelista parisino: Nicolas Barreau. La juventud, no obstante, se nota en las letras del autor que a sus 33 años nos cuenta la historia de un típico conquistador que se ve atrapado en su propio juego. La incertidumbre es el combustible que va consumiendo al protagonista y a su anónima princesa.

Novela de Nicolas Barreau

Nicolas Barreau se dio a conocer gracias a La sonrisa de las mujeres, pero dejaremos el comentario de este libro para otro momento. Hoy seguimos con una línea de recomendaciones en donde los encuentros entre dos enamorados se dilatan en el tiempo. Claro que la condición está en poner letras entre ellos, es decir, que el discurso amoroso se dé a través del medio escrito para demorar el abrazo y avivando la llama del deseo. En este caso es turno de Jean-Luc, el atractivo dueño de una galería de arte en París que nunca oculta su éxito con el sexo opuesto. Pero el seductor siempre esconde un secreto en el baúl cardiaco.

Al personaje lo conocemos a través de una triste, pero simpática, experiencia infantil. Sabemos que este conquistador tiene un corazón roto que quizá nunca ha sanado del todo. En ello tiene mucho que ver una carta sincera que ha caído en unas manos desconsideradas. Aunque hay que decir que este relato inicial no termina teniendo un peso en la historia, es decir, sólo llega a insinuar algo sobre Jean-Luc, sin pasar de ahí. Esta es una tendencia general del libro y uno de sus grandes fallos: los personajes van y vienen sin que realmente logren asentarse en la historia. Pasan sin pena ni gloria dejando dudas sobre su relevancia o simplemente con las ganas de saber más de ellos. Dicho en pocas palabras: no hay mayor desarrollo de los personajes que rodean al protagonista. Y vaya que algunos resultaban prometedores.

Uno de los escenarios de la novela

El centro de la historia es un misterio: el dueño de la galería recibe una carta de una admiradora que le declara su amor. La Principessa, como firma la autora de la carta, comienza un juego para atrapar al conquistador de una manera sumamente efectiva, a saber, a través de la intriga y la incertidumbre. Su dardo da de lleno en el centro, pues Jean-Luc se vuelve loco intentando adivinar el rostro detrás del sobre azul que le ha cambiado la vida. Sin duda que la dama ha sabido apuntar bien: el orgullo y la impaciencia son dos vicios que fácilmente se pueden utilizar en contra de quien carga con ellos. El protagonista y narrador de la historia nos cuenta sus insomnios, encuentros y desencuentros que se suceden a la recepción de la carta. Es difícil concentrarse cuando alguien ha sabido sobarnos por completo la atención. Pero la vida sigue y Jean-Luc deberá buscar mantener la cordura de cara a sus conocidos antes de llegar al final del camino: la Principessa. La pregunta es: ¿logrará el libro atrapar al lector tanto como la carta al joven parisino?

Joven escritor parisino que hay que seguir de cerca La calidad literaria de Me encontrarás en el fin del mundo no es excepcional, pero nunca está de más hacerse de una historia ligera y distinta. De manera que si buscáis un libro que entretenga y que os arranque una sonrisa más de una vez, tenéis aquí un buen candidato. Un lenguaje fácil de leer, diálogos divertidos (sobre todo los correos electrónicos) y un final que ha sido demasiado meloso para mi gusto. Claro que se revela la identidad detrás de esa princesa misteriosa, y descubrirlo antes de llegar a la última página tiene su gracia, pero quizá la historia merecía un final un poco más original. Este, junto con la poca profundidad de los personajes secundarios, son pecados que bien puede salvar Nicolas Barreau en una carrera que apenas comienza pero que promete.

Archivado en Cartas, Libros, Nicolas Barreau, Recomendación, Reseña
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Comentarios (8)

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