Orson Welles, aquél que revolucionó EE.UU con una invasión extraterreste, aquél que marcó la Historia del Cine Contemporáneo, aquél director que no supo llevarse bien con Hollywood, que no terminó muchos de sus proyectos, aquél que estaba enamorado de Shakespeare y del teatro. Aquél maestro habría cumplido 100 años el 6 de mayo de 2015.
Apasionado por el teatro, por el cine, por la radio se convirtió en una figura genial, admirada años más tarde por sus colegas. Nació en 1915 en Wisconsin y llegó a Hollywood en 1939 contratado por la RKO, tras una intensa actividad como director y actor en radio y teatro llegando incluso a hacer creer a los oyentes que estaban siendo invadidos por extraterrestres con la emisión radiofónica de la novela de La Guerra de los Mundos de H.G Wells, algo que suena extraordinariamente norteamericano e increíble.
Este joven prodigio tras su gran éxito se ganó la confianza de la compañía cinematográfica estadounidense RKO pudiendo tener el control absoluto de dirección y producción de sus películas siempre y cuando respetara los plazos establecidos. Tras dos primeros proyectos que no se llevaron a cabo, Heart of Darkness y The Smiler with the Knife y en los que ya pone en práctica innovaciones como la cámara subjetiva y la narración en primera persona llegará su gran obra maestra Citizen Kane en 1941 revolucionando el cine con sus novedosos planos pero no tanto las taquillas de los cines con la profundidad de campo, contrapicados e innovadoras técnicas narrativas . Después llegarán obras como El cuarto Mandamiento (1942), La dama de Shangai (1947), Macbeth (1948), Otelo (1952) o Campanadas a medianoche (1965) reflejo de su pasión por España.
Como no podía ser de otro modo y conforme a su personalidad protagonista 30 años después de su muerte sigue siéndolo. Con su centenario las filmotecas del país ofrecen interesantes ciclos con su filmografía pero además es protagonista de los periódicos tras el descubrimiento de su película The Other Side of the Wind en París. Ésta se rodó a principios de los años 70 pero que no llegó a finalizarse, como muchos de sus proyectos. La compañía Royal Road Enterteinment tiene el permiso para finalizar el film con la esperanza de que se proyecte este mismo año o el próximo pareciendo que Welles quiera hacer cine y estrenar películas también después de su muerte.
Pero no ha sido el único descubrimiento tras su fallecimiento. En Italia, en 2013, se recupera Too Much Johnson rodada en 1938. Uno de los primeros contactos de Welles con el cine, siendo una comedia que servía como prólogo a los actos de la obra teatral que llevaba el mismo nombre. Este film se creía perdido en Madrid tras el incendio de la casa del director pero parece ser que las obras inacabadas y perdidas de Orson Welles no se resignan a ser solo eso. Welles sigue muy presente en nuestro cine.