La reina Nefertiti: la Gran Esposa Real de Akenatón, el faraón revolucionario

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En mi anterior artículo vimos una de las figuras que me impactó cuando cursé la asignatura de cultura egipcia en la carrera de Historia del Arte: la reina Hatshepshut. Pero otra de las mujeres que influenciaron mucho en el mundo egipcio y que pasaron a la historia fue la reina Nefertiti. No solo se distinguió por su gran belleza, sino por el papel tan grande que tuvo en la revolución monoteísta que inició su esposo el faraón Akenatón. ¡Veamos qué sucedió!

La Gran Esposa Real Nefertiti

Nefertiti perteneció a la gloriosa dinastía XVIII que recuperó el esplendor de Egipto. Su padre fue el faraón Ay que sucedió al famoso Tutankamón a la muerte prematura de éste. Sobre la madre no hay mucha información, se sabe que se quedó huérfana a muy temprana edad y el faraón se casó con Tey, quien pasó a ser su madrastra.

No se puede determinar con exactitud la fecha de la ascensión al trono. No obstante, lo más probable es que fuera desposada cuando Akenatón ascendió a corregente de su padre Amenhotep III, como paso previo a la sucesión. El príncipe Amenhotep (el futuro rey Akenatón) no era el primogénito del rey, pero a la muerte del príncipe heredero la sucesión recayó en él.

La revolución de Amarna

Conforme se sucedían las distintas dinastías egipcias, los centros de poder e influencia iban sufriendo cambios y desplazamientos, originando variaciones en las prácticas religiosas y en el panteón egipcio. Durante las dinastías anteriores el dios por excelencia era Ra, representado por una cabeza de halcón. Los faraones se consideraban sus hijos terrenales, por eso exigían al pueblo adoración exclusiva.

Pero a finales de la dinastía XVII, con la reunificación del Alto y Bajo Imperio y las victorias sobre los cananeos, el culto por el dios Amón, dios guerrero de la victoria, comenzó a tomar importancia. Con cada nueva conquista, el agradecimiento a Amón se traducía en nuevos templos y obras, como las sucesivas ampliaciones de los templos de Karnak, y en nuevas rentas económicas a sus sacerdotes. El culto y el clero de Amón recibieron un trato preferencial como nunca antes había recibido ningún dios o diosa egipcios, acumulando inmensas cotas de poder.

Ya en la dinastía XVIII, en el reinado de Amenhotep III, padre de Akenatón, se inició el culto al dios Atón, que representaba al disco solar en el firmamento. Se le consideraba el espíritu que alentaba la vida en la Tierra. Con Akenatón, la reforma religiosa se radicalizó con la imposición de la preferencia del dios Atón sobre el resto de dioses y la prohibición del culto a Amón. El faraón intentó, como ya había hecho su padre, aminorar el poder que el sumo sacerdote y el clero de Amón habían adquirido con el tiempo.

Reconstruccuón de como debía ser la ciudad dedicada a Atón, Amarna

A mitad de camino entre Menfis y Tebas, las dos anteriores grandes capitales, ordenó construir una nueva capital en el desierto, Ajetatón (la actual Amarna) consagrada al dios Atón. En la nueva ciudad, hizo construir templos con grandes patios, ya que el culto solar debía hacerse al aire libre. La construcción de la nueva capital se financió con la confiscación a favor de la corona de las tierras y rentas de los antiguos templos, quitándoles privilegios a los sacerdotes y dejándolos sin las inmensas riquezas que acumulaban cada año. Hacia el quinto año de reinado, el faraón, la familia real y la corte, se trasladaron a la nueva ciudad; la ruptura con el pasado quedaba así totalmente consumada.

La revolución, provocada por Akenatón, comportó la total eliminación de las imágenes humanizadas de dioses en esculturas, relieves, muebles y otros enseres, que habían constituido la principal fuente iconográfica del arte egipcio. Paralelamente, la familia real se convirtió en el motivo central de las representaciones artísticas: en los altares de los templos donde antes se encontraban las estatuas de los dioses, se veía ahora a la familia real, a veces en pareja, otras veces con todas sus hijas, y siempre con el dios Atón, el disco solar, oficiando como protector y dador de vida. En ese momento es donde la reina Nefertiti tuvo su gran papel como Gran Esposa Real.

La reina de Amarna: Nefertiti

Akenatón decidió elevar el cargo de Nefertiti de Gran Esposa Real a reina-faraón a su lado, con el nombre de Neferneferuatón. Por primera vez en la historia de Egipto, dos personas asumían el mismo título y rango para gobernar el país. Así, en numerosas representaciones aparece Nefertiti en igualdad de condiciones respecto a su marido e incluso hay algunas estelas en las que una figura, la de esta hermosa reina, aparece tocada con la doble corona y dos cartuchos reales en vez de uno.

Escena familiar de Akenatón, Nefertiti y una de sus hijas

Tras el decimocuarto año del reinado de Akenatón, hacia 1336 a. C., se pierde la pista de Nefertiti. Desaparece por completo de los escritos de los papiros y de los grabados. Algunas hipótesis hablan de una muerte violenta, tras la cual su marido habría prohibido que se mencionara su nombre. Otros creen que pudo adoptar algún comportamiento que desagradó a los egipcios y que hicieron perder a la reina casi toda su influencia y prestigio. Al morir Akenatón, hubo un breve reinado de Semenejkara en solitario, pero fue pronto sucedido por Tutanjatón, más conocido bajo el nombre de Tutankamon. Algunos historiadores creen que ese tal Semenejkara es Nefertiti convertida en faraón. Sea como fuere, la auténtica razón de su desaparición es difícil de determinar.

Sobre la muerte de la reina tampoco sabemos nada y lo más misterioso es que aún no se ha encontrado su tumba. El 9 de junio de 2003, Joan Fletcher, especialista en el análisis capilar de la University of York en el Reino Unido, anunció que se había encontrado la momia de Nefertiti en la tumba KV35 del Valle de los Reyes, en Egipto. Esta momia llevaba ya cien años descubierta, pero estaba sin identificar. Pero tres días después del hallazgo, Zahi Hawass, director del Egypt’s Supreme Council for Antiquities (Consejo Superior de las antigüedades de Egipto), adelantó la falta de pruebas que sostuvieran esta hipótesis y desmintió públicamente que esa momia fuera la de Nefertiti. Y Ahí se acabó todo, por lo tanto sigue viva la incógnita. Estos misterios que la rodean es lo que hace tan atractiva la historia de la Gran Esposa Real Nefertiti. ¿Qué os parece a vosotros?

Archivado en Akenatón, Cultura egipcia, Egipto, Nefertiti, Reina-Faraón
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Comentarios (6)

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  • Rosa Sebastià dice:

    Interesante artículo. Sería curioso realizar un repaso a las mujeres y el poder a lo largo de la historia… hay muchas sorpresas

  • […] Otras civilizaciones sin duda también influyentes para la escritura fueron los otomanos, chinos… pero sobre el año 800 a. C., apareció la gran cultura, la griega. Importante civilización para la escritura, ya que introdujo la escritura alfabética, que es la que se utiliza actualmente, con algunas variaciones. Su escritura constaba de un alfabeto de 24 letras, procedente de los fenicios. […]

  • Leyendas III dice:

    […] 4 años de reinado de AKENATON, concretamente, Neferjeperura Ajenaton. Busto Reina Nefertitiwww.atlascultural.com/historia/reina-nefertiti A la muy nombrada Nefertiti, ya tenemos alguna historia rara, al encontrar que ella mandaba […]

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