¿Es posible que la cura para la adicción a la cocaína sea una vacuna? Hagamos un corto repaso: la cocaína es la droga que se obtiene de las hojas de la planta de coca. Se inhala en forma de polvo, se inyecta en forma líquida directamente en las venas y sus hojas se pueden masticar o fumar. Los efectos de esta droga son más que conocidos y mediatizados: sensaciones de felicidad y excitación acompañadas por una elevación de la autoestima.
La cocaína aumenta la concentración de dopamina –el neurotransmisor que media placer en el celebro– y evita que sea absorbida por otras células generando así sensaciones eufóricas. Aparte de los efectos del momento –la principal razón por la que se consume– la cocaína crea adicción y sus efectos llegan a ser nocivos en la mayoría de los casos.
Por esta razón los científicos están trabajando desde hace años para encontrar la cura que resuelva el problema de la drogodependencia. Por lo visto hasta ahora han llegado a dos resultados prometedores: dos vacunas que se han probado en primates y ratones y han tenido éxito.
El científico Ronald Crystal es el coordinador de los dos equipos en Weill Cornell Medical College de Nueva York que han desarrollado lo que podría ser el primer tratamiento contra la adicción que utiliza el propio cuerpo para combatirla.
El primer antídoto: la inmunidad activa
La vacuna utiliza proteínas virales inofensivas enriquecidas con una molécula parecida a la cocaína a las que introduce en el sistema inmunitario del cuerpo. El organismo detecta los componentes de la cocaína como intrusos y los ataca antes de afectar al cuerpo. El resultado es el esperado: la cocaína no tiene ningún efecto ya que el cuerpo la ha eliminado antes de llegar al cerebro.
El segundo antídoto: la inmunidad pasiva, terapia de genes
En este caso se usa un virus distinto para inyectar material genético en las células del hígado. Las células empiezan a liberar las proteínas codificadas por el material genético, las mismas que contienen los genes del anticuerpo para la cocaína.
En el sistema inmunitario de los ratones a los que se les ha administrado la vacuna de terapia de genes se ha podido observar cómo el organismo usa estos anticuerpos del mismo modo que la primera vacuna: etiquetan a la cocaína en la sangre y la expulsan usando los glóbulos blancos.
Objetivo conseguido
En cada uno de los dos casos los anticuerpos creados por estas vacunas parecen actuar lo bastante rápido como para eliminar la cocaína antes de que llegue al cerebro, lo que es de máxima importancia ya que las propiedades adictivas de la cocaína y sus efectos fisiológicos se crean en el cerebro.
Las vacunas se usan de momento sólo en laboratorios y no estarán disponibles para los pacientes hasta dentro de unos años. Si se demuestran eficaces, este sería el primer paso para usar el mismo paradigma en el desarrollo de vacunas contra la heroína, la nicotina y otras adicciones.
¿Tú qué crees? Una vez hallado el antídoto para la cocaína, ¿querrán los pacientes administrársela? Y, una vez administrada, ¿los pacientes no acabarán recayendo? Porque es posible que lo intenten –no por adicción, sino por placer– y se pasen de dosis, ya que una dosis normal no tendrá ningún efecto.