Me ha gustado Vengadores: La era de Ultrón. Lo digo para que vaya por delante, porque si bien he visto sus defectos y más de uno me ha sacado de la película, la cinta ha cumplido todas mis exigencias, ha colmado mis expectativas y me ha dejado con ganas de más, que al fin y al cabo, es lo que hay que exigirle a estas franquicias. Vengadores: La era de Ultrón, no obstante, debería haber sido el ultimísimo paso adelante de Marvel para dejar claro su dominio no sólo a nivel de taquilla, que ya es indiscutible, sino a nivel narrativo. Joss Whedon, uno de los mejores guionistas actuales, ya ha demostrado otras veces que es capaz de desarrollar personajes de una sentada y de una forma perfecta, y los avances liberados por Marvel así nos hacían soñar con una cinta más oscura, más personal, que nos ayudase a comprender a los mayores héroes de la Tierra. Y diréis, “pero Dani, si para eso se supone que ya tienen películas individuales”, y llevaréis razón, pero, no sé por qué, a Whedon siempre se le exige más. Porque ya sabemos que Tony Stark es un ególatra que en realidad necesita cariño y seguridad, y que el Capitán América es un auténtico caballero fuera de onda, pero, ¿y el resto? Thor ha gozado de dos películas para…, ¿qué? ¿Salir con Natalie Portman? En la primera al menos maduraba…
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Todo esto sin olvidar a los “nuevos” Vengadores, además de los dos “mejorados”, y el villano. Como digo en el título, Vengadores: La era de Ultrón tiene demasiado por contar, y eso juega en su contra. Más aún, juega en su contra por una razón extra, porque esto es una película de superhéroes, y debe haber acción, acción y acción. Aún cuando no te has recuperado de una set piece increíble, viene otra aún más grande y ruidosa, y así durante las dos horas y veinte que dura la cinta. ¿Y sabéis qué? Whedon consigue aunar ambas cosas de tal forma, en un equilibrio tan delicado, que al final se acaba rompiendo. Ríos de tinta electrónica han corrido por internet desde el momento de su estreno, con fans decepcionados, críticos más que satisfechos, rumores propios del fandom y palos a una película que consigue su objetivo más simple: entretener.
Whedon mete quinta desde el minuto uno, con una gran (e interminable) escena de acción donde hay espacio para todo, desde momentos random a más no poder a chascarrillos entre los Vengadores. Es, por así decirlo, una evolución lógica de lo mostrado en la Batalla de Nueva York, al final de Los Vengadores. Pero es que nada más terminar esa set piece, se nos viene un momento de tranquilidad, donde los protagonistas hablan y dejan fluir la trama, pero de pronto, OTRA set piece, que deriva en nueva charla, que a su vez da lugar a OTRA set piece. El problema, el motivo de que este sistema tan válido como potente en manos hábiles no funcione aquí, no es otro que el montaje. Los recortes. Las órdenes de los jefazos. En definitiva, las mismas razones que han llevado a Whedon a decir “basta”, y abandonar a la Casa de las Ideas para Vengadores: La Guerra del Infinito. Se notan muchísimo los cortes, la falta de diálogos, las partes (todo el tramo de Thor) que deberían haber servido para preparar el camino hacia películas más místicas o enfocadas en el espacio como lo serán Doctor Extraño y la segunda parte de los Guardianes; todo eso brilla por su ausencia, y lastra la película. Whedon ha dejado claro que si bien le gusta el resultado final, a la cinta le faltan al menos unos 45 minutos que se han quedado en la sala de montaje (el rumor más fuerte es que la edición en Blu-Ray los incluirá como un Director’s Cut, pero es eso, un rumor), y es que al final, todo este metraje hace que la película pierda su identidad. Porque _Vengadores: La era de Ultrón, ¿qué es? ¿Es una amenaza global que nuestro héroes deben repeler? ¿Es un evento cósmico que les obligará a dar el máximo de si mismos? ¿Es una cinta de transición hacia la Fase 3 y nada más? ¿Es una película que quiere ahondar en sus protagonistas y mostrarnos cómo son mientras se enfrentan a un villano casi indestructible? ¿Es una simple cinta de acción y aventuras? Es todo eso y nada a la vez.
Creo, espero, deseo y sé, que la cinta original de Whedon, sin cortes, con sus tres horas y pico de duración, será algo digno de ver y contar. Un divertimento superheroíco con epicidades por todas partes, con golpes de humor made in Whedon, con un villano desarrollado correctamente, y apariciones de personajes del Universo Cinematográfico de Marvel* tan abundantes como coherentes. No obstante, lo estrenado en cines es una secuela sencillamente genial, que hace valer los puntos fuertes de su antecesora y los engrandece, que tiene secuencias verdaderamente impresionantes (la pelea entre Hulk y el Hulkbuster, si bien mejorable, es é-p-i-c-a; y todo el tramo final en la iglesia es sublime), que desarrolla a sus personajes de una forma loable (en serio, ¿dónde estaba este Ojo de Halcón en la primera parte? Porque quiero diez iguales), que introduce otros nuevos de una manera muy interesante (esa Bruja Escarlata que cada vez que salía me olía lo peor), y que presenta un villano que, aunque se queda a medio gas, es siempre un incordio, que para eso es un villano de cómic.
Por todo Internet se ha extendido la creencia de que Whedon abandonó el UCM por cansancio, porque aguantar semejante superproducción no es algo a lo que este genio televisivo esté acostumbrado, y que ya en diversos tramos de esta secuela se deja ver. Aunque coincido en parte, repito: esta no es la versión completa de Vengadores: La era de Ultrón, y habrá que esperar, y rezar, para que sea verdad lo de esa versión extendida, para poder comprobarlo. Y ahora, sólo hay que esperar a la Guerra Civil.
*En serio, fijaos en la cantidad de secundarios que salen/iban a salir en esta segunda parte: Peggy Carter, Nick Furia, María Hill, Falcon, Máquina de Guerra, Heimdall, Loki, Ulysses Klaw, Capitana Marvel (estaba previsto que apareciese, otra cosa que se cayó del guión), Erik Selvig…, por no hablar de las menciones a Wakanda, las novias de Thor o Tony Stark, etc.