Ayer os dejaba mis opiniones sobre la mayor apuesta de Marvel para este curso cinematográfico (no, no cuento a Ant Man por una razón muy obvia), pero es que, como hemos podido ver estos últimos años, la Casa de las Ideas no se ha limitado a reventar la taquilla año a año, sino que se ha lanzado a un plan igual de ambicioso en televisión. A la creación de Marvel: Agentes de S.H.I.E.L.D. por parte de Joss Whedon, labor que luego continuaría su hermano Jed, se unió a principios de año el estreno de Marvel’s Agent Carter, con comentarios más que positivos. Pero estas aventuras de Marvel en cadenas “generalistas” quedaron en un segundo plano con el anuncio de la colaboración entre Marvel y el medio de moda, HBO al margen, Netflix. El acuerdo se llevaría a cabo mediante cuatro series, de una temporada cada una, que desembocarían en una gran miniserie, con todos los supers juntos, al estilo Vengadores. Internet ardió en ansias por conocer a los “supers menores” que serían adaptados, y la sorpresa y la satisfacción fueron mayúsculas cuando se anunció que la primera de las cuatro series se centraría en Daredevil, al cual seguirían Jessica Jones, Luke Cage y Iron Fist.
Sin embargo, aún faltaba por saber quién encarnaría al Hombre sin Miedo, y quien se encargaría de adaptar el personaje y crear la trama. Las respuestas no pudieron gustar más. Charlie Cox se hizo con el papel de Matt Murdock/Daredevil, y Vincent D’Onofrio fue anunciado como Wilson Fisk/Kingpin. Así mismo, Netflix se hizo con los servicios de Drew Goddard (La cabaña en el bosque), amigo de Joss Whedon, y un afamado guionista. El ofrecimiento de Sony a Goddard para dirigir la adaptación de los Seis Siniestros le hizo abandonar la serie no sin antes dejar marcada su huella; es entonces cuando Steven S. DeKnight (Angel, Spartacus, y la futura Incursion) es contratado para ser el showrunner de la serie, labor que ya ha anunciado no piensa continuar ejerciendo. Daredevil nos cuenta la historia de Matt Murdock, un jovencísimo y recién titulado abogado, que abandona un gran bufete y junto a su amigo Foggy Nelson (Elden Henson) fundan un pequeño despacho para ayudar a la gente menos dotada económicamente de su barrio, Hell’s Kitchen, que quedó en la ruina tras la Batalla de Nueva York vista en Los Vengadores.
La serie, ante todo, es una verdadera gozada. Se capta a la perfección no sólo las habilidades de Murdock, sino su compleja personalidad y sus relaciones con sus seres queridos. El uso de la noche para ilustrar las aventuras de Daredevil es ejemplar, nunca perdemos de vista a nuestro héroe, y la trama, en si, es relativamente sencilla. Donde destaca Daredevil por el resto de productos de superhéroes televisivos es en el tono. Se ha apostado por un tono oscuro, decadente, al más puro estilo Warner/DC, que pone a prueba de una forma muy extrema a Murdock, con subtramas que hacen salir lo peor de la sociedad (extorsiones, secuestros de niños, fabricación de drogas…) Cox resulta en el Daredevil perfecto, y no solo eso, sino que su Matt Murdock es de los personajes más convincentes vistos hasta ahora, y Vincent D’Onofrio simplemente se come la pantalla cada vez que sale, es un robaescenas total, un boss, un auténtico villano creíble y amenazante, por fin, para el Universo Cinematográfico de Marvel.
Daredevil consigue desarrollar de forma sobresaliente a sus dos protagonistas, además de contar con un excelente plantel de secundarios. Pero también plantea un elemento muy interesante: Hell’s Kitchen. El barrio, que como ya he dicho está casi en la ruina tras los eventos de Los Vengadores y que se llenó de criminalidad en los años posteriores, funciona como un personaje más, que vive y respira, que ofrece protección pero también escondite a los malvados, y que además funciona como uno de los ejes de los planes del villano. DeKnight juega así mismo con las referencias; no hay que olvidar que las series de Marvel forman parte del mismo universo que sus películas, al contrario que las series de DC, y hay referencias no sólo a aquellas, sino a futuros eventos que están por venir. Así, tenemos a la Torre Stark (o Torre Vengadores) de fondo en más de una ocasión, referencias a la Batalla de Nueva York y la pelea entre Hulk y Abominación en El Increíble Hulk, a Elektra, a Thor y el Capitán Ameríca, debates internos sobre la brutalidad que son el caldo de cultivo perfecto para la aparición de Castigador (papel que ya ha reclamado Tom Hardy), una misteriosa organización que podría servir para allanar el camino de Iron Fist, etc.
En definitiva, Daredevil es un golpe en la mesa de Marvel, alejándose de esa versión “para todos los públicos” que presenta en sus películas, y acercándose a un tono oscuro más propio de DC, que ve cómo su gran rival se ha metido en su terreno de una forma tan espectacular y aclamada que debería ponerse las pilas ya con su propio universo. Es, también, un soplo de aire fresco en lo que a series o cintas de peleas se refiere, y es que, plano secuencia mediante, los golpes, tortazos, yoyas y patadas que se ven en pantalla duelen de verdad, y no son simples coreografías cuidadosamente ensayadas. Una segunda temporada ya ha sido confirmada, y se espera su estreno para 2016, con lo que los planes de Netflix deberán ser alterados un poco hasta llegar a ese gran evento que es Los Defensores. Ahora, como con todo, toca esperar.