Por la cerradura de la “Habitación 237” asomará el resplandor

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Stanley Kubrick era un personaje fascinante. Y sus obras pueden verse mil veces, porque siempre encuentras un detalle en el que no habías reparado. Este documental busca y rebusca entre las interpretaciones más disparatadas. El Volkswagen escarabajo con el que Jack Torrance viaja en la primera escena de “El resplandor” es amarillo (el de la novela, rojo). Un detalle que podría ser intrascendente… si no fuera porque en la recta final de la película vemos un accidente en la carretera. Un camión ha aplastado un escarabajo rojo. El refinado Kubrick le advierte al tosco de Stephen King que su novela es chatarra.

Documental Stanley Kubrick

Yo también sufrí un fogonazo cuando conocí a Stanley Kubrick. Me deslumbró y caí al suelo con las patas pa`arriba. El que escribe tenía 15 años, dos meses y ocho días y eran las 21:42. Mi admiración por este hombre a una barba pegado llegó a ser enfermiza, pero ya estoy curado. Creo. Lo dejé en la cuneta, mientras veía la vida pasar y caían las hojas del calendario. Hasta que el otro día, mis dedos acariciaban con sus yemas las tapas de unos viejos DVDs, ajenos a mi conversación telefónica, y de pronto, mi mano se detuvo. Sintió una profunda atracción, un grito.

Miré el título: Stanley Kubrick. Una vida en imágenes. ¿Cuánto hace que no “revisito” una película de este genio meticuloso? Y recordé un párrafo que había leído unas semanas antes en el periódico. El plumilla de turno gastaba palabras criticando un documental reciente, donde se desvelaban más secretos de El resplandor. ¡Sí! ¡Lo necesito! ¿No me había curado? Mi memoria entró embalada en la habitación de los datos insustanciales y abrió un cajón. Room 237. Así se llama. ¡Tengo que verlo! ¡Odio la palabra “revisitar”! ¡La usan los listillos mentirosos! Colgué. El teléfono rojo, por supuesto.

Jack

Y lo vi. Hace más de 30 años que Jack Torrance acudió con su mujer y su hijo de siete años, Danny, al acogedor hotel Overlook, en Colorado. Tenía que encargarse del mantenimiento de las instalaciones durante la temporada invernal, una época en la que permanece cerrado y aislado por la nieve. ¿Lo recuerdas? ¿Ya has sentido el escalofrío?

El resplandor, como bien sabes, está basada en la novela de Stephen King, y estarás de acuerdo, espero, en que es una obra maestra que nos ha legado imágenes inolvidables. Una densa y perturbadora película que nos empuja a un laberinto intelectual y emocional. Cada vez que la veo me atornilla una tuerca en el cerebro, me absorbe hacia una espiral obsesiva de locura y terror, desciendo a los infiernos. Asfixiante. Opresiva. ¿Quién no se ha despertado nunca sobresaltado, y lo único que recuerda es a Jack Nicholson con el hacha? ¿Quién olvidaría a Danny pedaleando en su triciclo por los pasillos del hotel? Stanley demostró que no es necesario recurrir a los tópicos y envolverse en un manto de oscuridad para que nos entre el canguelo. Para que se te caigan los pantalones hasta los tobillos.

El resplandor

Room 237 es un documental que indaga en las numerosas teorías conspiranoicas que rodean esta historia. Los responsables buscan pruebas irrefutables para explicar significados ocultos; y las encuentran. Ejem. Antes de meternos en el fregao, lo único que está claro es que El resplandor sigue inspirando el debate, la especulación y el misterio. Y…

¿Qué esperar de este documental? Seré sincero, una sobredosis de información. Cinco voces en off contándote sus conjeturas y sus argumentos, fragmentos de películas, animación y representaciones teatrales. Pretenden sacarte del laberinto, y aunque tus ojos no parpadean, asistes un tanto incrédulo a la función. Room 237 te inocula un mejunje de datos, y se supone, que después deberías entender la lógica de un loco.

¡Parpadea, o te encierro en un manicomio, señor Dalí! Es tremendo, sí. Luego, tras pulsar el stop en el DVD, te levantas del sofá como un zombi, y en tu camino al baño, decides si debes tirar de la cadena o guardar esas notas en los bolsillos para emular al repelente niño Vicente en alguna tertulia de sobremesa.

Y desde un punto de vista cinematográfico… ¿es un documental atractivo y original? No. Sal a la calle y alquila o compra, Searching for sugar man. La estética de la obra que hoy analizamos, habría encolerizado al director de Barry Lyndon y su pulso narrativo es confuso, irregular en el mejor de los casos. Eso sí, también te digo que un buen kubrickiano no puede perdérselo. Te ayudará a comprender mejor la paranoia de Stanley, su minucioso trabajo, los subtextos, encontrarás unas curiosidades que te dejan con la boca abierta. Y aquí al menos, no escuchamos a Verónica Forqué…

El resplandor

No sé si Rodney Ascher te convencerá, pero al menos serás más culto. Son reflexiones acerca del mito de Minotauro, la fábula de Hansel y Gretel, la masonería… bla, bla, bla. Una de las especulaciones más descabelladas hará que te golpees la cabeza contra la pared hasta que la herida sea un agujero por el que podamos ver tus ideas. En serio. El resplandor también se disfruta al revés, como esos discos de Led Zeppelin. REDRUM-MURDER. Y si bien, aquí no hay mensajes satánicos, que se sepa de momento, ¡ojo!, muchas escenas cuadran… no digo más.

Verás. Vamos a por la segunda teoría. El genocidio de los nativos americanos a manos de los primeros colonos. Aparecen múltiples símbolos indios en el hotel. Las latas de levadura con el rostro de un jefe indio, o un cuadro con la imagen de un navajo, pero la prueba definitiva es que dicen que el Hotel Overlook está construido sobre un cementerio sagrado. ¿Originales?

Fíjate en la foto del ascensor, la sangre brota por los laterales. Este baño rojo sirve para la hipótesis anterior y para la nueva. El Holocausto nazi. Stanley colocó varias águilas estratégicamente. La máquina de escribir de Jack es alemana. Marca Adler (águila). Y el detalle clave. La aparición del número 42, la desdichada fecha en la que arrancó el exterminio de judíos en Auschwitz. ¡No te enteras! (Ni yo…) Verano del 42 en uno de los televisores, la cifra en una camiseta…

Jack Nicholson

Los delirios continúan, te dejan helado. Y no podía faltar el imborrable alunizaje de 1969. A parecer, El resplandor es una confesión pública, Kubrick colaboró sustancialmente en la confabulación del Apolo 11. Fue quien realizó la famosa escena, donde la bandera de las barras y estrellas ondea orgullosa junto a los astronautas. Aunque este testimonio solo podrán entenderlo algunos privilegiados de cociente intelectual superior a 200. El resto de la población somos escoria…

Bueno, dejo de fustigarme. Si vuelves a ver la película, atento al número de la habitación. En la novela original es el 217. Pero Kubrick lo cambia. ¿Por qué? La distancia entre la Tierra y la Luna es de 237.000 millas. Otra prueba. Las gemelas y el paralelismo con el Proyecto Géminis de la NASA. En la camiseta de Danny vemos el Apollo, o el pasillo decorado hexagonalmente…

En fin, estoy seguro de que Stanley introdujo mensajes ocultos para despertar miedos subconscientes, era un manipulador rebuscado, y la explicación de las construcciones imposibles en el Overlook me pareció muy interesante. O las imágenes que se desvanecen dando paso a otros fotogramas, que por supuesto, no están colocados al azar. No me arrepiento de haberlo visto, no he desperdiciado 104 minutos. Me he reído mucho, y he rescatado algún que otro dato para hacerme el listillo. Habitación 237 es una disección para amantes de la paranoia y de las conspiraciones, pero no para cinéfilos.

¡Hasta los errores de continuidad son símbolos puestos a propósito!

¿Crees en las premoniciones? ¿Sabes que Stephen King está preparando la secuela, con un Danny Torrance de mediana edad? ¿Asegurarías que estamos ante uno de esos documentales que se suben al carro de la fama de la peli? ¿Te parece sobreinterpretación, o son símbolos que Stanley Kubrick dejó ahí para nosotros?

¿Sabes que Jack Nicholson sufría de unos fuertes dolores de espalda que le impedían realizar correctamente su trabajo y que su remedio fue la cocaína? ¿Te gusta la animación?

Archivado en Conspiración, El resplandor, Habitación 237, Locura, Room 237, Stanley Kubrick, The Shinning
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Comentarios (4)

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  • Dulce dice:

    Creo que debe ser un documental muy interesante, a todos los que hemos visto El resplandor nos gustaría ver un poco de las explicaciones de los símbolos, yo la vi en hbogo hace poco tiempo y ya la había visto muchas veces antes, y siempre me deja confundida, con cosas que no se aclaran y muy asustada jaja

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