”Pacific Rim”, la oda al anime de Del Toro

Guillermo del Toro, director mexicano, nos tiene acostumbrados a un discurso cinematográfico que es reflejo de su poderosa imaginación. En este sentido, Pacific Rim es una película en donde el director desarrolla sus aficiones en su máxima expresión. Un auténtico festín de creaturas monstruosas, un grupo de robots que nada tienen que envidiar a los Transformers (antes bien, algo podrían aprender sobre los efectos visuales en este tipo de choques metálicos a gran escala) y mucha acción sobre el campo de batalla.

Lejos de la línea espectral de El espinazo del diablo y también de la conmovedora fantasía de El laberinto del fauno, Del Toro se centra en ofrecernos un homenaje a los gigantes nacidos de la imaginación nipona: Godzilla y Mazinger Z, por poner las referencias más claras. Aunque no es casualidad que se le compare con la serie de anime Neon Genesis Evangelion, una de las series más fascinantes y complejas que nos ha regalado el país del sol naciente. Robots como defensa contra monstruos que buscan nuestra destrucción, la forma en que estas máquinas se controlan y las implicaciones que puede tener para los pilotos. Hay muchas líneas en las que se tocan, pero hay que decir que no podía ser de otra manera dado que el director pretende deliberadamente mostrar lo que tanto se ha desarrollado en el anime. Algo que Evangelion logra de manera magnífica.

Sin duda que estamos más cerca de Hellboy, aunque elevado a la séptima potencia. Pacific Rim ofrece una historia sencilla, algo en lo que el director no arriesga ni intenta descubrir el hilo negro. Tenemos al héroe, a la chica, el monstruo, el plan y el viraje de último momento para cerrar la historia con un abrazo. Todo sostenido con tres pilares fundamentales: Charlie Hunnam (Raleigh), Idris Elba (Stacker) y Rinko Kikuchi (Mako). En mi opinión ha sido un gran acierto el apostar por figuras no tan conocidas para llevar adelante el proyecto. Esto permite que la actuación, bastante aceptable pero destacando el papel de Elba, no empañe lo que realmente le importa mostrar al director: sus gigantes creaciones. La sinfonía en homenaje a las aficiones de Del Toro no se ve obstaculizada, sino bien apoyada, por el factor humano.

Hunnam, que ya había trabajado con Cuarón, otro director mexicano, interpreta sin mayor sobresalto al héroe de la película. Rinko aparece para dar el toque femenino que, en ocasiones, queda un poco por debajo de lo que podría esperarse. Quien se ajusta por completo a su papel y se come la pantalla es Idris Elba. ¿Quién iba pensar que quien fuera Heimdall, el guardián de la entrada a Asgard, podría ofrecer tan altas notas interpretativas? Una agradable sorpresa que enriquece el desarrollo de la historia. Las apariciones puntales de Charlie Day (Newton Geiszler), Burn Gorman (Gottlieb), el consentido de Del Toro Ron Perlman (Hannibal Chau) y hasta Santiago Segura, hacen bastante ameno el tiempo y brindan un respiro tras las batallas entre Kaijus y Jaegers.

Si sois fans del mundo del anime esta es una película que tenéis que ver. Ahora que si queréis ver una buena peli de ciencia ficción, también encontraréis en la propuesta de Guillermo del Toro algo refrescante y muy bien ejecutado. Se nota y se agradece cuando un director se divierte con lo que le apasiona. En este caso son monstruos y robots, pero ¿quién dijo que no se pueden dar muestras de virtuosismo con este tipo de protagonistas? La película es predecible, sí, pero hay que insistir en que lo que importa está en estas dos figuras tan representativas del anime y no tanto en la complejidad de la historia. Y eso, hay que reconocerlo, está muy bien logrado.