Los hackers del renacimiento

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Cuando oímos o leemos la palabra hacker se nos viene a la mente una persona que se dedica a invadir nuestros ordenadores, que puede robarnos la identidad e incluso a espiarnos sin ningún escrúpulo, lo que algunos denominan piratas cibernéticos. ¿Es eso realmente cierto? ¿Disponemos de algún antecedente histórico a los actuales hackers? En el artículo analizaremos la definición correcta del término y descubriremos cómo en otras épocas de la historia hubo hombres que rompieron los moldes para poder avanzar en la cultura humana.

Hacker

Definición

Según el New Hacker’s Dictionary del escritor Eric S. Raymond podemos ver diferentes definiciones para el término hacker:

  1. Una persona que disfruta explorando los detalles de los sistemas programables y cómo extender sus capacidades, a diferencia de la mayoría de los usuarios, que prefieren aprender sólo el mínimo necesario.

  2. La persona que programa con entusiasmo (incluso obsesivamente) o que disfruta de la programación en lugar de teorizar acerca de ella.

  3. Un experto en un determinado programa.

  4. Un experto o un entusiasta de cualquier tipo. Uno podría ser un hacker de astronomía, por ejemplo.

  5. Alguien que disfruta con el reto intelectual de superar o burlar de forma creativa las limitaciones impuestas.

  6. [obsoleta] Un entrometido malicioso que intenta descubrir información sensible.

Como podemos observar, en el último punto, para la definición de alguien que se entromete y burla la seguridad nos indica que está obsoleta, ya que, según Eric S. Raymond, la forma correcta de denominar a este tipo de personas es cracker.

Investigando para este artículo descubrí que estos entusiastas de la informática tienen un código ético: la Ética Hacker. La expresión se suele atribuir al periodista Steven Levy en su ensayo seminal Hackers: Heroes of the Computer Revolution, publicado en 1984, donde describe y enuncia con detalle los principios morales que surgieron a finales de los años cincuenta en el Laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT y, en general, en la cultura de los aficionados a la informática de los años sesenta y setenta. Aquellos principios -que se resumen en ”el acceso libre a la información y en que la informática puede mejorar la calidad de vida de las personas”- han constituido la base de la mayor parte de definiciones que se han elaborado posteriormente. Uno de sus mentores actuales ha sido el finlandés Pekka Himanen. Según Himanen, un hacker no es un delincuente, vándalo o pirata informático con altos conocimientos técnicos (a los que prefiere llamar crackers), sino que hacker es todo aquel que trabaja con gran pasión y entusiasmo por lo que hace. De ahí que el término hacker pueda y deba extrapolarse a otros ámbitos como ser, por ejemplo, el científico. Así Himanen escribe:

En el centro de nuestra era tecnológica se hallan unas personas que se autodenominan _hackers_. Se definen a sí mismos como personas que se dedican a programar de manera apasionada y creen que es un deber para ellos compartir la información y elaborar _software_ gratuito. No hay que confundirlos con los _crackers_, los usuarios destructivos cuyo objetivo es el de crear virus e introducirse en otros sistemas: un _hacker_ es un experto o un entusiasta de cualquier tipo que puede dedicarse o no a la informática. En este sentido, la ética _hacker_ es una nueva moral que desafía la ética protestante del trabajo, tal como la expuso hace casi un siglo Max Weber en su obra _La ética protestante y el espíritu del capitalismo_, y que está fundada en la laboriosidad diligente, la aceptación de la rutina, el valor del dinero y la preocupación por la cuenta de resultados. Frente a la moral presentada por Weber, la ética del trabajo para el _hacker_ se funda en el valor de la creatividad, y consiste en combinar la pasión con la libertad. El dinero deja de ser un valor en sí mismo y el beneficio se cifra en metas como el valor social y el libre acceso, la transparencia y la franqueza.

Antecedentes históricos

En la historia, y concretamente en el período del renacimiento, cuando la ciencia empezaba a resurgir de las tinieblas de la época medieval, encontramos a los primeros hackers, que responden a la definición citada por Himanen:

Tycho Brahe, Johannes Kepler y las tablas de Rudolphine

Tycho Brahe, Johannes Kepler y las tablas de Rudolphine: A mediados de los años del siglo XV, los datos estelares y planetarios eran lamentablemente inexactos. Tycho Brahe realizó una medición seria, y, por lo tanto, era comprensible que fuera muy protector con sus datos. Sin embargo, Brahe confiaba en su alumno, Johannes Kepler, la realización de nuevos mapas estelares para su publicación, y veintiséis años después de la muerte de Brahe, Kepler los publicó, llamándolos las Tablas Rudolfinas. El problema lo tuvo Kepler con los familiares de Brahe, quienes intentaron varias veces obtener el control de las observaciones y de las ganancias de la publicación de las tablas. Argumentaron que la obra de Tycho debía beneficiar a su propia familia, y no a uno de los competidores de Tycho. Kepler puso el argumento de que él y Tycho habían estado colaborando en los datos durante muchos años antes de la muerte de Tycho. Kepler afirmó, además, que fue responsable de la mayor parte de los cálculos y también de la organización de los datos. Al final, Kepler ganó el control de las tablas y las publicó él mismo, mientras que la familia Brahe no obtuvo ningún beneficio de ellas.

Los embajadores de Hans Holbein

La perspectiva curieuse: La técnica se llama anamorfosis, y su origen se remonta al Renacimiento. Hans Holbein utiliza el famoso efecto en su pintura, Los embajadores (1533), donde la mancha enigmática en el primer plano se revela como un cráneo sólo para espectadores de pie en la posición correcta. La ilusión se utilizó para sorprender, pero también era una técnica útil para ocultar material sensible. Desde hace más de ciento cincuenta años, la anamorfosis fue utilizada como un código secreto para proteger disidentes mensajes políticos, ideas religiosas impopulares e imágenes sexuales. Un talentoso matemático y artista, Jean François Niceron, reveló por primera vez la geometría detrás de la ilusión. Ya conocido por sus ilusiones ópticas de figuras sagradas en las iglesias, Niceron publicó La Perspectiva Curieuse en 1638. Además de explicar la técnica, Niceron se muestra a sí mismo en el acto de la toma de sus más famosas ilusiones. Era un mago que reveló sus propios trucos para que todo el mundo pudiera hacer magia.

Los innovadores del siglo XVI eran hackers antes de que existiera la palabra, ya que proponen un intercambio abierto de ideas en beneficio de la humanidad. Isaac Newton, Robert Hooke, Descartes, y otros científicos de finales del XVI no podrían haber inaugurado la mayor innovación científica de todos los tiempos sin los hackers del renacimiento. La estructura hermética de ese periodo fue hackeada, e inspiró la revolución científica.

Archivado en Hacker, La ética hacker, La perspectiva curieuse, Las tablas de Rudolphine, Renacimiento
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