Pequeñas mentiras y seducción aparente: Los delitos insignificantes, de Álvaro Pombo

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Las apariencias engañan porque ponen siempre la verdad por delante. Los delitos insignificantes, Álvaro Pombo

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Pocas cosas en este mundo resultan tan comunes como las apariencias. A primera vista, todo está compuesto de ellas. El eterno juego de los disfraces nos atrapa y ciertamente no podemos, ni siquiera, llegar a conocernos a nosotros mismos. De esa realidad se alimenta el universo representado en Los delitos insignificantes, de Álvaro Pombo, en donde el centro de la historia son sus dos protagonistas – Ortega y Quirós – mirándose frente a frente, escrutándose el uno al otro, observándose extrañados y curiosos de sus reflejos en los que intentan, pero no pueden reconocerse.

Ortega es homosexual, pero el lector no se sentirá atraído sólo por eso, lo tomará simplemente como el primer indicio de su desventaja frente a Quirós, quien utiliza ese detalle de carnada para lograr pescarlo como presa. Una vez en las redes, con su tendencia al fracaso, Ortega acelerará su propia caída y terminará hundiendo por completo el puñal que el otro sutilmente le asestó al pavonearse frente a él con toda su seguridad y sensualidad.

La historia crece conforme sus protagonistas deciden sumergirse. Comienza con un encuentro casual y termina con un encuentro, obviamente necesario. Ortega – quien es mayor, irónicamente – pareciera no tener idea alguna de las consecuencias que tendrán sus actos, menos de los intereses de Quirós. Dos grandes fuerzas antiquísimas – el deseo y la ambición – se cruzan para acercarlos y al mismo tiempo siguen su trazo en direcciones distintas hasta alejarlos por completo.

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Aparecen otros personajes que aderezan la trama, sobre todo en torno a Quirós. Con ellos, el lector puede darse una idea completa de la verdadera naturaleza que compone a este ser. Su madre es una viuda un tanto particular y Cristina es una mujer un poco más madura que lo acompaña en algunas experiencias: a veces amante, a veces consejera.

En torno a Ortega, encontramos más que todo soledad. A sus ojos, Quirós vendrá a llenar muchos espacios. Él mismo terminará envolviéndose, haciéndose una idea, condenándose por un deseo al que no da rienda suelta y que terminará siendo su perdición.

En líneas generales, esta novela es un testimonio sobre el grave efecto de las pequeñas mentiras. Sus protagonistas podríamos ser nosotros, sentados en un sitio concurrido, aparentando ser alguien frente a otros que aparentan también. Bastaría un solo paso, algunas palabras y la promesa de un reencuentro.

Archivado en Álvaro Pombo, Literatura, Novela, Sugerencias de lectura
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