Vincent Van Gogh: de marginado en vida a héroe después de muerto

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El pasado 29 de julio hizo 123 años de la muerte de Van Gogh, el artista marginado en vida pero vanagloriado tras su muerte. Recordando esta fecha me animé a rendir mi pequeño homenaje a este pintor que desde bien pequeñita me ha fascinado. Cuando estudiaba en primaria nos encargaron un trabajo sobre arte y yo no lo dudé, escogí Van Gogh. En esa época no conocía su vida pero me impresionaban sus obras, el trazo de la paleta y su originalidad y con ese trabajo lo descubrí. Por eso, me gustaría en este artículo mostraros algunos aspectos relevantes de su vida y ver porqué es tan atractiva su obra pictórica.

Autorretrato de Vincent Van Gogh con sombrero de paja

Vincent Van Gogh nació el 30 de marzo de 1853 en Groot-Zundert de Holanda. Creció en un ambiente muy religioso ya que su padre era un pastor protestante. Inició los estudios de teología pero no los terminó, como muchas cosas en su vida. Fracasó en todo lo que la sociedad de su época consideraba importante: fue incapaz de fundar una familia, incapaz de ganarse la vida, e incluso, incapaz de relacionarse con sus semejantes. Pero encontró una válvula de salida a tanta fustigación, la pintura.

Sus primeros años de aprendizaje

En 1885 Van Gogh llega a Amberes. Esta estancia será decisiva para su obra posterior, pues en esta ciudad comienza su época de experimentos. Como ha abandonado su estricto hogar religioso, parece que su etapa más melancólica y sus típicas escenas de campesinos dejan paso a nuevas formas artísticas de expresión. Uno de los artistas que descubre en esta ciudad es Rubens, de él toma su alegre colorido, las formas robustas y los exuberantes volúmenes característicos de la pintura barroca.

A principios de marzo de 1886, Vincent llega a París con la intención de vivir con su hermanoMujer en el cafe du Tambouriné de París Theo y seguir con su aprendizaje. Durante ese tiempo conoce a artistas, que como él aún son desconocidos pero que tendrán gran influencia, es el caso de su amigo Gauguin o Toulouse-Latrec. En París se vivía la época del impresionismo, pero a Van Gogh no le entusiasmó demasiado el movimiento, él prefería pintar retratos que los típicos paisajes de catedrales donde solo se destaca la luz. Uno de estos ejemplos es la Mujer en el café du Tambourin. No es una mujer anónima, es Agostina Segatori, antigua modelo de pintores y ahora propietaria del café. Se destaca el peinado exótico, el vestido folklórico, el abanico sobre la silla, las xilografías japonesas en la pared del fondo y los ojos melancólicos de la mujer dan al cuadro un ambiente especial y predeterminado, todo lo contrario que las típicas atmósferas anónimas que tanto gustaban a los impresionistas.

La explosión del color

En febrero de 1889 decide hacer un viaje artístico y se dirige a Arlés donde redescubrirá una nueva aplicación del color basada en el simbolismo. De ese tiempo es el cuadro Florero con doce Jarrón con doce girasolesgirasoles. Las flores están trazadas con meticulosa precisión, sin embargo, la aplicación del color, la caótica disposición de las hojas, la fuerza luminosa que surge de su interior ante fondo azul celeste dotan al cuadro de un significado que va mucho más allá de una simple reproducción de flores. Estos girasoles encarnan la imaginación del artista y su identificación con ellos.

Durante esa etapa Van Gogh y el otro gran artista de la época Gauguin vivieron juntos. Vincent sentía admiración por el pintor y le dejó la mejor habitación de su casa. De igual manera, le cedió el papel de maestro y él se dedicó a seguirlo e imitarlo. Pero esta convivencia no duró mucho tiempo debido al fuerte carácter de ambos artistas y Gauguin volvió a París. Este hecho le afectó mucho a Van Gogh ya que acusaba problemas de salud. En diciembre, este amenazante estado de salud adquiere proporciones alarmantes, en una noche de alucinaciones Vincent se corta la oreja con una navaja, lo que provoca su ingreso en un hospital.

La pintura como razón de vida

A los 36 años y después de repetidos episodios de locura en Arlés el propio Vincent decide internarse en un manicomio cerca de Saint-Rémy. Esta zona es un lugar solitario rodeado de campos de trigo, viñedos y olivares, temas que se repetirán en su última etapa. Durante su estancia de más de un año le dejan pintar al aire libre siempre acompañado de un vigilante. La pintura le sirve de terapia y vía de escape de su enfermedad.

Durante esta época hay un acercamiento a la naturaleza y un deseo de representar lo vivo. Para él era esencial la veracidad a la hora de representar la vida humana. Aparece un nuevo tema en su obra pictórica: el ciprés. Un exponente de esto es su cuadro Noche estrellada. En un lateral destaca la verticalidad del ciprés junto al movimiento de las estrellas marcado en círculos por el pincel. Uno de los artistas que lo marcan es esta etapa es Millet, pero como siempre, Van Gogh lo interpreta a su manera. Otro amigo e inspirador de temas fue Gachet. A finales de julio del 1890 esta amistad se truncó y empezó el declive de Van Gogh. La tarde del 27 de julio de 1890, se fue a pasear por el campo y se pegó un tiro en el pecho. Dos días después murió a brazos de su hermano Théo que tanto hizo por él.

Noche estrellada en Saint-Rémy

Así acabó la vida de un artista singular como ningún otro. Sus tres elementos básicos fueron el color, la línea y la composición. Utilizó el color para dar aliento vital a los objetos; la línea como principio del movimiento; y la composición como morada de sentimientos y de su concepto del mundo. Como pintor y ser humano, reflejó en sus cuadros plenitud y soledad, anhelo y desesperación, amor y desasosiego, armonía e inquietud. Con su arte creó su propio universo, uno nuevo, lleno de color y movimiento, que poco le sirvió en vida pero que luego pasó a la historia como el gran genio de finales del siglo XIX. Y a vosotros, ¿también os fascinan las obras de Vincent Van Gogh?. Si queréis más información, podéis leer el artículo sobre Van Gogh de nuestra compañera Rosa Sebastià en Xombit.

Archivado en Autorretratos, Colores, Girasoles, Homenaje, París, Vincent Van Gogh
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