Encontrar las herramientas y recursos idóneos que se adapten a las necesidades de aprendizaje de los alumnos es un reto docente difícil de abordar, ya que no todos los profesionales de la educación cuentan con la formación adecuada para implementar el uso de tecnologías digitales en la escuela. Con la finalidad de utilizar dichas herramientas como un vehículo para alcanzar las metas educativas en el aula, a continuación te presentamos las seis reglas básicas para aquellos docentes que decidan convertir sus clases en una aventura multimedia:
1- Poner al alcance herramientas que permitan al docente interactuar con el alumno: utilizando recursos tan sencillos como el correo electrónico, chat, foros de discusión, plataformas, blogs, etc., se puede ayudar a constituir comunidades o redes de aprendizaje colaborativo que convierten al alumno en un actor proactivo en su proceso de aprendizaje.
2- Tomar en cuenta la formación previa de los estudiantes: Siempre es necesario tener claro con que habilidades, destrezas y materiales se cuenta, conocer las características del grupo y sus intereses, así como tener claros los objetivos de aprendizaje ayuda a una implementación adecuada de las tecnologías en el aula.
3- Elegir herramientas accesibles y adecuadas para todos los participantes, sin excluir la participación de nadie ni restarle importancia a los contenidos y actividades del curso.
4- Recrear experiencias con el uso de las tecnologías multimedia partiendo de lugares, personajes, ambientes, etc., que, por distintas circunstancias, son ajenas a los alumnos. Los medios electrónicos, en general, permiten recrear aspectos del conocimiento que por temporalidad o distancia resultan ajenos al contexto en el cual se realiza el acto educativo.
5- Establecer las estrategias que permitan el aprendizaje autónomo, ya que la aplicación y uso regular de la tecnología permite también privilegiar las características del autoaprendizaje que, a su vez, genera confianza y seguridad en el fortalecimiento de habilidades y actitudes.
6- Aprovechar la capacidad de motivación: Una de las principales características que deben cubrir las tecnologías aplicadas a la educación radica en que debe atraer la atención de los usuarios. De tal forma que el estudiante se sienta motivado para explorar, interactuar y aprender con actividades dirigidas a ellos.
Parte de la labor del docente es encontrar aquellas herramientas que promuevan experiencias educativas adecuadas para los estudiantes y que constituyan un verdadero apoyo pedagógico. Con estos sencillos pasos podemos fortalecer el sentido didáctico de la tecnología y ofrecer a nuestros alumnos alternativas efectivas para construir el aprendizaje de forma interactiva y efectiva.