Dos países francófonos, Bélgica y Rumanía; esta semana en Cada fiesta es un mundo hablaremos de uno de los eventos deportivos más conocidos de ciclismo y de una fiesta tradicional cuyos orígenes se remontan a tiempos paganos, dos fiestas de la segunda quincena de abril.
Deporte y cultura convertidos en tradiciones, vamos a ver los fundamentos de cada una, su significado y las formas en las que la gente disfruta de estas fiestas no muy mediatizadas, pero sin embargo interesantes.
La Flecha Valona
Dicen que al margen del fútbol, el ciclismo es lo más parecido a un deporte nacional. Cada primavera, la élite de ciclismo mundial se reúne en Valonia, Bélgica, para competir La Flèche Wallonnne. Este año el evento se celebra el día de 23 de abril. La competición dura solamente un día en el que se recorre la agotadora distancia de mas de 200 kilómetros. Para muchos ciclistas esta competición es una prueba clave para preparar bien el Tour de Francia.
La Flecha se corrió por primera vez en 1936 y desde entonces se ha celebrado todos los años con una única excepción en 1940. Desde 1998 se ha introducido también la prueba femenina.
La carrera es famosa principalmente por su dificultad. Se trata de un recorrido al que los participantes tendrán que darle tres vueltas. La parte más difícil es el muro, un tramo de más de un kilómetro de largo en el que el ciclista tendrá que subir una pendiente de entre el 10% y 20%. Le Mur de Huy infunde respeto en el corredor profesional más experimentado que sabe que es aquí donde se decidirá quien va a ganar, ya que la carrera finaliza justo después de la tercera subida de esta pendiente.
El Desfile de los Juni
En esta ocasión estamos en Transilvania, ese sitio tan lleno de misterio y encanto. En el siglo XIII, la ciudad de Brasov estaba bajo ocupación sajona y éstos habían construido murallas defensivas alrededor cuando la ciudad prosperó. A los rumanos nativo se les prohibía entrar dentro de esta ciudad, siendo esa la razón por la que ellos vivían en la localidad Schei. Se les permitía entrar en la ciudad solo en fechas especiales, y el primer domingo después de Pascuas –el domingo de Santo Tomás–, era uno de esos días.
El nombre de Juni tiene orígen latín y se traduce como jóvenes. En este día los jóvenes solteros se presentaban a la sociedad; era su introducción a la vida social. En actualidad estos Juni entran en la ciudad montando sobre caballos con arneses decorados con flecos y borlas. Desfilan luciendo unos trajes magníficos, con cuentas cosidas, bordados y labores en hilo de plata. Algunos de estos trajes tienen una antigüedad de más de 150 años mientras otros Juni marchan en grupos que reciben sus nombres de famosas unidades militares. Siguen la misma ruta que seguían los primeros Juni, desde Schei hasta la plaza del ayuntamiento, pasando por delante de la famosa Iglesia Negra, una de las mejores iglesias góticas de Europa.
Es un día de fiesta para todos los participantes. Aún se conservan juegos tradicionales, como por ejemplo, el lanzamiento de maza. Cabe destacar la hora, una danza circular en la que la gente baila cogida de de las manos vestida de trajes tradicionales.
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La tradición es uno de los indicadores más destacados de la cultura de un país. Es impresionante ver lo que una sociedad elige guardar de sus antepasados y de su historia. Si buscamos los orígenes de cada fiesta que se está celebrando sentimos mucho mejor el espíritu de cada celebración, ya que las historias, las costumbres y estos viejos cuentos, llenos de sentimiento y orgullo, representan el autentico valor de una cultura.