Aunque no termina de ser un término cien por cien seriéfilo (pues califica por igual series, películas, videojuegos, libros o incluso alimentos), ha calado muy hondo con la nueva televisión de los 2000, donde las comedias fáciles y desprovistas de pretensiones se volvieron muy populares.
Guilty pleasure (en español, ‘placer culpable’), es un adjetivo con el cual calificamos una serie (o película, o…) que nos gusta y vemos con gozo, pero nos da vergüenza admitir en público o por internet, puesto que su calidad dista mucho de ser positiva. Por tanto, un guilty pleasure seriéfilo serviría para definir una serie que es mala, mala con dolor incluso, pero que tú ves porque te gusta o bien te despierta curiosidad, en contra del criterio de tu alrededor, que la ve como poco más que lamentable.
De hecho, es un término que puede aplicarse a múltiples placeres culpables, aunque resalta con fuerza en el mundo televisivo y en el de los videojuegos. Puedes tener un gran criterio y ser un auténtico gamer, pero en tus horas libres te gusta echar el rato con un par de asesinatos en el Call of Duty de turno…; y para las series igual. Puedes ser un redactor consciente de la calidad de lo que ve, y que gusta de ver las mejores series del año, ya se llamen True Detective o Mad Men, pero para tus ratos de relajar la cabeza, apuestas sin dudarlo por series sin pretensiones o directamente descerebradas, como Dos hombres y medio, Helix o producciones españolas similares como El Internado o su secuela espiritual, El Barco.
Hasta aquí el glosario seriéfilo de hoy, estad atentos cultureros porque seguro que volveremos muy pronto con más términos para vosotros, pero, hasta entonces, ¿cual es vuestro guilty pleasure preferido?