Boyhood: Linklater y la vida

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La película de Linklater es una de las mejores del año

En esto de los premios de cine nunca se sabe pero la candidatura con más posibilidades de ganar el Oscar a la mejor película es la que suele ganar. Este año el favoritismo recae sobre Boyhood, sobre todo tras su triunfo en los Globos de Oro, aunque Birdman no se lo va a poner nada fácil. El recorrido vital lleno de emociones creado con paciencia por Richard Linklater durante más de doce años está cosechando ya sus frutos en forma de premios y todo hace indicar que repetirá el próximo domingo.

Estamos ante una cinta muy especial por múltiples motivos. El primero es la ambición y el riesgo de desarrollar un proyecto tan a largo plazo, con todo lo que ello conlleva: modificaciones del guión constantes, reunión de los actores y equipo técnico durante una semana al año y, por supuesto, la incertidumbre que tiene que tener un hombre que ha financiado la película con su propio sueldo, que no sabe si será rentable y si el resultado final merecerá la pena. El segundo motivo es obvio, ver la evolución física de los personajes y actores durante todo este tiempo, algo que en el caso de los niños es más acusado aún, por lo que el proceso se vincula con el espectador multiplicando la empatía y los sentimientos. La tercera razón y más importante es que estamos ante una gran película, con gran capacidad de síntesis, un guión fantástico y una historia lo más real posible. Sin este tercer motivo, no tendría valor más allá de la curiosidad documental.

Ellar Coltrane

Boyhood es una película modesta, rodada con muy poco dinero y con la vocación de cineasta independiente de Linklater. Es por eso que la historia de Mason y su familia carece de artificios, de giros o de otro cualquier elemento efectista. La intención es narrar la vida sin más, la de una familia normal, un poco desestructurada, pero normal. Algo tenían que tener. Por momentos parece que va a ocurrir algo pero no, no pasa nada. Esta premisa puede parecer aburrida y lo es en algunos momentos, pero así es la vida.

Cuando estamos ante un producto que mira al pasado, generalmente resultan un tanto artificiales por muy bien ambientadas que estén. En el caso de Boyhood esto no ocurre porque todas las decisiones se tomaron en el momento en el que se escribía el guión o se insertaba la música. Linklater iba modificando la historia según los avances tecnológicos o los cambios sociales de cada época. Así, podemos ver al padre primero en hablando mal de Bush y después haciendo campaña por Obama o finalmente casado con una mujer de familia republicana aficionada a las armas. También en la tecnología, con los teléfonos móviles o la conversación que tiene Mason con su chica sobre Facebook y la vida 2.0 en general. Lo mejor de todo, es que está insertado con muchísima naturalidad. La música, sobre todo la diegética, está insertada con mucho sentido puesto que da preferencia al hit de la época sin dar marcha atrás años después. Me llama especialmente la atención la música rock al principio, que nos teletransporta a la época automáticamente.

Ellar Coltrane y Lorelei Linklater

El experimento a Linklater le ha salido muy bien pues ha conseguido hacer una buena película con la dosis de realismo documental que aportan mucho sentimiento a la película, un guión muy trabajado y unos personajes bien construidos, pero a mí me sigue faltando algo, quizás no haya conseguido cohesionar del todo la historia con el lenguaje cinematográfico clásico ya que a veces da la sensación de estar viendo escenas superpuestas sin un sentido dramático claro. Lo que le sobra también es metraje, es cierto que puede ser necesario para darle sentido a la obra, en parte para paliar lo anterior, pero creo que la película es demasiado larga.

¿Qué opináis de _Boyhood? ¿Os ha gustado? ¿Qué os parece la apuesta de Linklater de rodar durante doce años?_

Archivado en Boyhood, Crítica, Oscars 2015, Richard Linklater
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