Como ya adelantaba hace una semana, iba a disfrutar de la fiesta del cine. Aterricé en una sala de cine delante de la inmensa pantalla en la que ponía El quinto poder sin saber de qué iba la película. Lo sé, a la gente le gusta leer reviews y ver tráileres antes de decidir qué películas van a ver, pero tengo que reconocer que no leer nada por adelantado me mantiene más la curiosidad y así me quedo sorprendida más a menudo.
En este artículo no pretendo hacer una review, mi compañera de Xombit la ha hecho ya, y la verdad es que es bastante completa. No voy a analizar ni la intención del director y tampoco me voy a centrar en las formas de transmitirla. Lo que resaltaré en este artículo son algunos dilemas que me han surgido mientras veía la película.
Hace poco tiempo me encontré con una parábola de la que no se habla mucho últimamente, pero ha sido uno de los relatos favoritos de Schopenhauer y posteriormente Sigmund Freud elije introducirla en uno de sus ensayos. Se trata del Dilema del erizo. Una parábola corta e ilustrativa que Wikipedia nos la cuenta así:
En un día muy helado, un grupo de erizos que se encuentran cerca sienten simultáneamente gran necesidad de calor. Para satisfacer su necesidad, buscan la proximidad corporal de los otros, pero mientras más se acercan, más dolor causan las púas del cuerpo del erizo vecino. Sin embargo, debido a que el alejarse va acompañado de la sensación de frío, se ven obligados a ir cambiando la distancia hasta que encuentran la separación óptima (la más soportable).
La idea que esta parábola quiere transmitir es que cuanto más cercana sea la relación entre dos seres, más probable será que se puedan hacer daño el uno al otro, al tiempo que, cuanto más lejana sea su relación, tanto más probable es que mueran de frío.
Estuve pensando en esta parábola mientras veía la película El quinto poder. ¿Curiosa conexión? La idea es que dentro de la sociedad el daño es casi imposible de evitar, pero al fin y al cabo ¿qué daño es mejor? Lo sé, es un oxímoron, pero este dilema me vino a la mente mientras no sabía de parte de quién ponerme.
El quinto poder, The fifth estate en inglés, nos cuenta en líneas generales cómo ha nacido Wikileaks, cuál ha sido su misión, quiénes y cómo lo han organizado. Wikileaks es una organización mediática internacional sin ánimo de lucro que publica a través de su sitio web informes anónimos y documentos filtrados con contenido sensible en materia de interés público, preservando el anonimato de sus fuentes.
A primera vista la organización es una de las más prometedoras, que busca la verdad transparente y accesible e intenta demoler los bastidores de los gobiernos. Pero en segundo plano se nos ilustra cómo esta información destruye planes y estrategias necesarias para los tratados diplomáticos entre los estados. Igual que en el dilema del erizo, si entre los estados hubiera completa sinceridad llegarían a destruir el planeta en tiempo récord. Julian Assange, el fundador de Wikileaks, lleva la misión de su propia organización al extremo, haciendo públicos todos los documentos que se le filtran, sin editarlos y sin redactarlos. En una de sus frases encontramos el pensamiento primordial de su ideología:
Si quieres conocer la verdad nadie va a contártela, todos te contarán su versión. Para conocer la verdad tienes que buscártela tú mismo.
En teoría todo suena muy bonito: verdad, transparencia y sinceridad, los ideales de una sociedad utópica. Pero al mismo tiempo te das cuenta que debe haber un límite. ¿Cuál sería éste, la seguridad?, ¿la vida de los inocentes?
La sociedad cambia, pero no por sí sola sino por gente que determina ciertos cambios. Lo han hecho las escritoras feministas, como Emily Brönte, lo han conseguido filósofos como Karl Marx y nos han enseñado una nueva revolución tecnológica como Steve Jobs. Algunos pensaron que habían llegado a un extremo, otros los veían como pura inspiración y motivación y otros los han considerado prácticamente locos, pero han conseguido cambiar algo por no dejar atrás sus ideales. Un ejemplo de ello encontramos reflejado en la película mediante la siguiente frase:
Puedes cambiar al mundo con sólo una idea, pero no puedes hacerlo sólo. Necesitas ayuda, gente que pueda comprometerse.
A fin de cuentas, pocos son los que no eligen vivir la vida adaptados a los tiempos sin hacer nada para que el mundo sea un poco más justo. Lo que le dice una mujer a Julian al final de una conferencia refleja esta misma percepción:
Con personas como usted el muro (de Berlin) habría caído unos años antes.
No estoy aquí para darle la razón ni al protagonista, ni a los gobiernos y sus técnicas diplomáticas. Estoy escribiendo para recordarnos que no es tan fácil elegir un bando. Daniel Berg, el otro protagonista de la película, es el que mejor demuestra lo difícil que puede ser ver la clara diferencia entre el bien y el mal estando varias veces a punto de abandonar a Julian por motivos éticos.
Al final de la película y de mi meditación sólo puedo decir que los extremos son peligrosos, tanto la mentira como la verdad. Por lo visto los mayores cambios pasan cuando un representante de un extremo se compromete con su causa. Determinar la moralidad, el método y la actitud correcta de los actos de cada uno llega a ser, en ciertos puntos, bastante, incluso demasiado relativo.
Sin duda elegir entre blanco y negro es dificil cuando tenemos un millón de colores donde elegir. El límite es complicado, pero sin duda nadie esta preparado para conocer todo y cada uno de los secretos del mundo, al menos no aún. Todo lleva una preparación y personalmente seguramente en el futuro miraremos a esta época y lo identificaremos como el comienzo del cambio.
¿Qué es ético y qué no? seguramente nuestros bisabuelos verían poco ético en alguno de nuestros actos, que hoy por hoy son lo más normal del mundo. El límite se va sobrepasando y la línea que marca el bien y el mal parece moverse con relativa facilidad. Por lo tanto, tal y como hacen los erizos de la parábola, debemos encontrar la distancia justa.
Gran película y sobre todo gran artículo, pues tanto uno como el otro hacen pensar y sin eso la evolución no existiría. Y seguiríamos escondidos en la oscura caverna de Platón, temerosos de cualquier cambio.
Y sobre todo gran comentario 😉
Eugenio Trías señalaba en “La política y su sombra” un elemento central para pensar el dilema que planteas. Si bien su idea se centra en el peligro de poner la seguridad como máximo valor, se deja ver que cualquier elemento que ocupe ese lugar de preocupación central y prioridad máxima corre el riesgo de convertirse en este agujero negro que todo lo devora. Es decir, la transparencia como máximo valor termina eclipsando el resto de los valores generando situaciones de injusticia e irresponsabilidad, por ejemplo.
De aquí que una lección importante para la constitución del quinto poder (idea que también me parece discutible o que requiere de un matiz) sea la necesidad de no abandonar nunca la valoración crítica de la información. El equilibrio de los valores es fundamental para la vida pública, cosa que no hay que confundir con la censura al servicio del poder dominante. Dominio es aquello que no permite la expresión, poder es, en cambio, aquello que favorece el crecimiento y la mejora del conjunto. Puede verse que una ambición de completa transparencia puede fácilmente transformarse en una forma de dominio y perder su intención de devolver el poder a los condenados al silencio. Creo que esto puede ser una clave de lectura que complementa la que propones desde Schopenhauer. 😛
[…] esencia, nunca vamos a ser totalmente capaces de distinguir entre el bien y el mal. En un momento dado de la historia, sin embargo, los filósofos, los teólogos y los políticos […]