“Querido Salvador, querido Lorquito”, cartas de amistad y seducción

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Una época complicada y convulsa en la que dos genios se encontraron, esta intensa y complicada relación entre Lorca y Dalí está llena de erotismo, y queda reflejada en un libro llamado “Querido Salvador, querido Lorquito”. Una recopilación de la correspondencia mantenida entre ambos a partir de 1925, que publica por primera vez la editorial Elba, gracias a la labor de investigación del periodista Víctor Fernández. Una lectura obligatoria para este verano, que nos acercará a los límites, amores, pasiones y frustraciones de estos artistas.

Conversaciones

En abril de 1925, Federico recibió una invitación para pasar la Semana Santa en la casa de Cadaqués de su amigo Salvador Dalí:

Dalí me invita espléndidamente. He recibido una carta de su padre, notario de Figueras, y de su hermana (una muchacha de esas que ya es volverse loco de guapas) invitándome también, porque a mí me daba vergüenza de presentarme de huésped en su casa. Pero son una clase de familia distinta a lo general y acostumbrada a vida social, pues esto de invitar gente a su casa se hace en todo el mundo menos en España. Dalí tiene empeño en que trabaje esta Semana Santa en su casa de Cadaqués y lo conseguirá, pues me hace ilusión salir unos días a pleno mar y trabajar y ya sabéis vosotros cómo el campo y el silencio dan a mi cabeza todas las ideas que tengo.

Dalí y Lorca

Esta visita de Federico dejó una huella profunda en la vida y obra de ambos. Querido Salvador, querido Lorquito recoge toda la correspondencia entre Dalí, y el poeta García Lorca. De una intensa y convulsa amistad que se fraguó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la residencia de estudiantes. Esta amistad se convirtió en pasión amorosa, fue la Oda a Salvador Dalí, que Federico publicó en abril de 1926 en Revista de Occidente, poema en que describe sus pensamientos “…un pensamiento / que nos une en las horas oscuras y doradas”.

El libro Querido Salvador, querido Lorquito revisa la correspondencia cruzada entre el poeta y el pintor, publicando por primera vez documentos inéditos.

El periodista Víctor Fernández ha explicado que se trata de:

Una recopilación de las cartas conocidas, a las que hemos intentado añadir algún documento que no se conociera, como una carta de Dalí a Lorca en la que habla del Ulises de Joyce, que no se conocía apenas.

Fernández ha unido a esa correspondencia el epistolario de Lorca con la hermana de Dalí, Ana María, con su padre y con Lidia de Cadaqués, o nuevos documentos que ha encontrado como un dibujo que el propio Dalí pide que se llame Lorca Dalí (1926), de una colección privada.

También es inédita una hoja de carta de la finca de Coco Channel, donde estuvo hospedado Dalí, en la que el pintor ampurdanés dibuja una cabeza de un Lorca que ya estaba muerto.

en el mar

Esta relación resultó muy fructífera para los dos. Dalí introdujo a Lorca en la pintura moderna y lo animó como dibujante, reseñando su primera exposición, en el verano de 1927, en las Galeries Dalmau de Barcelona. Federico animó a Dalí como escritor. En 1928, la granadina Gallo (revista literaria impulsada por Lorca) publicó las traducciones al español del San Sebastián de Dalí, un ensayo en forma de narración, en que expone su estética de la “santa objetividad” y del “Manifiesto antiartístico catalán”, firmado por Dalí, Sebastià Gasch y Lluis Montanyà.

En este recopilatorio hay lagunas debido a la pérdida y destrucción de parte de las mismas, de tal modo que se publican unas cuarenta cartas del pintor y apenas siete del poeta granadino. Se atribuye estas pérdidas a Ana Mari, la hermana del pintor, y a la célebre Gala, que no vería con buenos ojos la relación de su marido con el genio andaluz.

El motivo de estas destrucciones sería, según el periodista:

La sombra de una pulsión sexual entre ambos, erotismo que queda patente en unas cartas personalísimas, llenas de retoques y dibujitos de uno y otro, donde se mezclan erotismo y crítica literaria. Un juego de seducción donde Lorca da lo mejor de sí mismo tratando de encandilar a un Dalí que quiere estar a la altura intelectual del poeta.

Fernández trata de deshacer el mito de la posible traición de Dalí a Lorca y las razones de aquel olé que exclamó tras conocer su muerte:

En una de las cartas explica que aquel olé era como el grito desgarrador del flamenco o la expresión que se lanza al torero tras una buena faena.

Este impactante libro finaliza con una carta al director que escribe Dalí en 1986 a El País, a modo de epílogo de aquella relación. Una carta, según Fernández:

En la que rechaza que aquella relación fuera como una azucarada novela rosa, cuando en realidad fue un amor erótico y trágico por el hecho de no poderlo compartir. De hecho, después de la muerte de Gala, Dalí se dio cuenta que había perdido alguna cosa.

Lorca estuvo presente a lo largo de toda su vida y, como el propio especialista en el pintor, Rafael Santos Torroella, señala, “hay una época lorquiana”, que sitúa entre 1925 y 1927.

Considera el editor del libro que:

La relación homosexual no gusta a algunos expertos que niegan esa etapa lorquiana e incluso llegan a negar que Lorca aparece en los cuadros de Dalí.

Hay dos cuadros de Dalí que reflejan claramente esta relación, La academia neocubista, y La miel es más dulce que la sangre, del que el libro reproduce un boceto ya que el cuadro desapareció. Pero su obra conjunta más importante es, Mariana Pineda (1927), obra teatral con decorados y figurines de Dalí.

Retrato

Fernández asegura que “hay constancia de cartas destruidas, que es la gran tragedia, especialmente de Lorca a Dalí, pues en sentido inverso se conservan seguramente el 90%”. El propio Enric Sabater, secretario de Dalí, ha explicado a Fernández que “Lorca era un tema que no existía, y del que nunca se hablaba”.

Se encuentra mucha documentación dispersa tras la muerte de Lorca, podría aparecer documentación inédita de Lorca en Londres, donde vivía uno de sus amigos, Rafael Martínez Nadal, quien atesoraba un baúl lleno de papeles. Una postal que conservaba se incluye en Querido Salvador, querido Lorquito, pero podría haber mucha más documentación, que esperemos vaya apareciendo con el tiempo, y seguro que nos aguardarán muchas sorpresas.

De momento tenemos una magnífica ocasión, con el libro Querido Salvador, querido Lorquito, que nos brinda la posibilidad de acercanos íntimamente a estos dos genios de la pintura y las letras.

¿Qué sensaciones te han transmitido estos artistas después de leer su faceta más intima?

Archivado en Dalí, Literatura, Lorca, Pintura
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