¿Cómo acaba un artista obsesionado con la pintura, que solo vendió un cuadro en vida y que fue odiado por sus vecinos y colegas siendo homenajeado con una macro exposición a nivel europeo?
En julio se cumplen 125 años de la muerte de Vincent Van Gogh (1853-1890), una buena excusa para resaltar de nuevo el trabajo de este artista y de comprobar cómo sigue estando presente en la actualidad, cómo ha influido y cómo lo sigue haciendo. La Fundación Europea Van Gogh realizará a lo largo del año diferentes actividades en varios países europeos, Holanda, Bélgica, y Francia. 125 años de inspiración es un homenaje global, un concepto de exposición diferente, que une a esos países que tanto influyeron en la vida del artista.
En los Países Bajos, país donde comienza su carrera artística, se pretende mostrar a Van Gogh como fuente de inspiración para tantos artistas como por ejemplo Munch con la exposición Munch: Van Gogh que comenzará en septiembre en el Van Gogh Museum de Amsterdam. Además de varias exposiciones en diferentes ciudades también han organizado actividades como la creación de jardines inspirados en el trabajo de este artista o incluso un carril bici por el que podremos pedalear sobre “La noche estrellada” en Bramante.
En Bélgica, país donde Vincent fue a estudiar en la Academia de Arte de Amberes donde además conoció la obra de Rubens y comienza a entusiasmarse por el estudio del color también se recuerda la obra del artista. En Mons podremos visitar hasta el 17 de mayo una gran exposición no solo de pinturas y dibujos sino también de cartas, importantísimas en el estudio de su vida y obra.
Por último, en Francia, lugar en el que se desarrolló finalmente su pintura, sus obsesiones y su leyenda, tenemos varias paradas pero destacamos la colección que nos muestra el Museo D’Orsey en París no solo de obra de Vicent sino también de sus contemporáneo que tanto influyeron en su pintura. Se podrá también hacer un tour por el barrio bohemio por excelencia, Montmartre, donde Vicent y su hermano y mecenas Theo vivieron durante una temporada. También hay una parada obligada en Arles, ciudad en la que desarrolló su obsesión por el color, donde también se expone su obra.
Casi nada, tres países homenajeando a un artista del que se dice aportó una nueva dimensión a la pintura. Un artista pasional, con una gran profundidad espiritual, sensible, frustrado, antisocial, temperamental, problemático e incomprendido cuya pasión era la pintura sobre la que descargaba su locura.