Sorolla se ha convertido en uno de los artistas más populares de la actualidad, de esos que consiguen colas en las puertas de los museos, a la altura de Dalí o Picasso pero ya en su momento conquistó al público de finales del siglo XIX y principios del siglo XX con el tratamiento tan especial que supo dar a la luz en sus lienzos, con sus temas costumbristas, con sus niños, con las playas. Pero también supo conquistar a otro público que estaba muy lejos de su Valencia natal, al norteamericano, y eso no era fácil, ya sabemos.
Sorolla y Estados Unidos es el nombre que recibe la muestra que ofrece la Fundación Mapfre en Madrid. Esta exposición nos propone conocer en profundidad la relación del pintor con EE.UU mostrándonos obras que ahora cruzan el charco por primera vez.
La relación del pintor valenciano con EE.UU comienza al final de su carrera, cuando Sorolla ya era internacionalmente conocido y había vendido su obra en ciudades como París, Londres o Berlín. La figura del millonario Huntington fue clave en todo esto, de quien podríamos decir hoy que era un fan de Sorolla que quedó enamorado de las obras del pintor tras conocerlas en Europa por lo que le propuso realizar, en 1909, una muestra retrospectiva en la Institución que él dirigía, la Hispanic Society de Nueva York, fundación dedicada al estudio y difusión de la cultura Ibérica. En solo un mes Sorolla consiguió que más de cien mil personas visitaran la exposición. Tras éste, otros muchos mecenas supieron valorar la obra de Sorolla, adquiriendo sus pinturas.
La comisaria de la exposición, Blanca Pons-Sorolla, divide esta muestra en ocho secciones y en ellas podremos ver obras en las que perfectamente reconocemos a Sorolla y otras desconocidas en las que podemos conocer a un pintor sugestionado por lo que encontró en Nueva York, por los rascacielos y la sofisticación de la ciudad.
Desde el 26 de septiembre de 2014 hasta el 11 de enero de 2015 la Fundación Mapfre, con la colaboración del Meadows Museum Southern Methodist University en Dallas y el Museo de Arte de San Diego, nos propone un recorrido por un nuevo Sorolla, por el Sorolla que triunfó al otro lado del charco.