Todo el mundo conoce y aclama las series dramáticas de HBO, y con razón, pero la cadena estadounidense no vive sólo de True Detective o grandes superproducciones televisivas como Game of Thrones, sino que también produce otro tipo de series, más ligeras, más cortas y más baratas, y que suelen ser comedias. El año pasado veíamos nacer una comedia geek bastante recomendable (un servidor la vio entera en una sola noche) como era Silicon Valley, pero la gran apuesta de HBO hace unos años fue Enlightened, una comedia con Laura Dern, que esta noche aspira al Oscar a Mejor Actriz de Reparto como protagonista.
Enlightened o Iluminada en su título español, nos cuenta la historia de Amy Jellicoe, una importante ejecutiva que un día tiene un ataque de pánico en su empresa al enterarse de una noticia poco favorable, y que tras meses de recuperación en Hawaii regresa totalmente cambiada y concienciada para con el mundo, enarbolando la bandera del cambio y la recuperación a todo el mundo, desde su ex-marido a su propia empresa.
La serie, creada, escrita y dirigida ocasionalmente por Mike White, quien también tiene un papel importante en la ficción como Tyler, comienza potente, con una gran Laura Dern (no por menos le dieron el Globo de Oro en 2011), y unos personajes tan pintorescos como reales, destacando su ex marido Levi (toda una sorpresa el trabajo aquí de Luke Wilson, acostumbrado a verlo en comedias sin gracia) y su madre Helen (Diane Ladd). Sin embargo, White compone un guión con altibajos, situaciones poco creíbles (dentro de la ficción planteada, claro), y que no satisface ni enerva. Dicho más vulgar: entretiene durante sus cortos treinta minutos, pero una vez visto el capítulo enseguida te olvidas de él.
White navega entre la comedia y el drama más duro (es por eso que yo calificaría Enlightened de dramedia), porque, todo hay que decirlo, la serie gana enteros cuando se entrega con pasión al drama (el penúltimo capítulo de la primera temporada es de una delicadeza y de una tristeza tan dolorosos que más de una vez me pregunté si había cambiado de serie…). Es algo que me irritó especialmente, porque además en las labores de dirección han contado con el gran Jonathan Demme (The Silence of the Lambs, Philadelphia) o con directores con ya probada experiencia en la HBO de la mano de la serie Six Feet Under. Es en estos arranques dramáticos donde la serie alcanza sus cotas más altas, porque desde luego, en gran parte de sus episodios, la comedia brilla por su ausencia.
Dos años después, la HBO decidió estrenar una segunda temporada a pesar de los bajos índices de audiencia, esta vez de ocho episodios tan solo, y con una trama, de nuevo, que se enreda cada vez más. Y, de nuevo, son los actores los que salvan el conjunto, y son los momentos dramáticos los que gozan de mayor brillantez. Así, tenemos un capítulo en exclusiva para Levi que nos cuenta su rehabilitación, y uno en exclusiva para Tyler, y ambos son dos pequeñas genialidades televisivas; pocas veces he visto la sutileza de la fractura personal, la soledad, el miedo a ser feliz, los fracasos de la juventud, la dura realidad de la vida y la adultez plasmados tan duramente como en éstos capítulos. Levi es un personaje egoísta y drogadicto, pero que con pequeñas pinceladas, se gana nuestro cariño, sintiendo hasta empatía por el pobre fracasado que quería comerse el mundo en su juventud. Con Tyler y su autopercepción como fantasma es imposible no conmoverse.
Como comentaba antes, tenemos DE NUEVO reputados o prometedores realizadores tras las cámaras, tal es el caso de Todd Haynes (I’m Not There) y David Michôd (Animal Kingdom y The Rover), filmando con gran naturalidad y bajo ninguna presión unos capítulos más que decentes. Esta segunda temporada mejora ostensiblemente su predecesora, y finaliza con coherencia y ese puntito de positivismo que impregna toda la serie, algo que es de agradecer visto lo visto.
Para concluir, Enlightened es una comedia pésima, pero un sólido drama, lo que la convierte en una decente dramedia, con unas interpretaciones sólidas y convincentes, y un buen rollo reinante durante buena parte de su duración. Sinceramente, para ver sin demasiadas pretensiones y disfrutando o compungiéndote con lo visto.
