La noche del pasado sábado se celebró la gala de los Goya, los Premios de la Academia de Cine Española. Habitualmente nos referimos a esta ceremonia como la fiesta del cine español pero resulta que la mayoría de las veces la fiesta ha estado marcada por el aburrimiento de la gala, números musicales desastrosos y excesivas reivindicaciones políticas. Este año, sin embargo, se le podría aplicar ese calificativo aunque suene a tópico ya que fluía en el aire un ambiente mucho más conciliador, más centrado en lo que realmente importa, las películas, y no hemos tenido que volver la mirada ante los habituales ridículos de algunos de nuestros actores.
El cine español lleva cierto tiempo tomando buenas decisiones. La primera, requisito indispensable, es hacer grandes películas, por un lado, y grandes éxitos de taquillas, por otro y este año se han conseguido con creces. Tanto lo uno como lo otro sirven para reconciliar al público con sus creadores, algo cansado de ver siempre el mismo tipo de cine de temática y estética idénticas año tras año. Siempre los mismos, algo que parece que está cambiando poco a poco gracias a nuevas caras que están irrumpiendo en el panorama, algunas de manera fulgurante y el tiempo dirá si efímera, y otras con un trabajo más silencioso que se está viendo recompensado gracias a su esfuerzo. No sólo intérpretes, también directores nuevos están haciendo su aparición estelar ya que una nueva generación se está abriendo hueco entre los viejos, y rancios, dinosaurios de siempre.
Otra buena decisión la ha tomado la Academia, y ha sido la elección del presentador del evento, Dani Rovira, una nueva estrella, de esas fulgurantes (y esperemos que no efímera) ha sabido aportar mucha frescura a un acto tradicionalmente insípido, ya sea aquí en España como en cualquier parte, porque no hay nada más aburrido que una entrega de premios. El caso es que el malagueño, nuevo en esto del cine, nos ha sorprendido cantando, haciendo chistes ácidos, otros fáciles, y hasta bailando claqué. Me quito el sombrero ante aquel “chavea” de la calle que hacía monólogos en Paramount Comedy. El único punto débil de su actuación fue los sketches de los tráilers, largos y un poco sosos.
Hay que destacar, como siempre en estos casos, al Goya honorífico, que este año ha recaído sobre Antonio Banderas que en líneas generales ofreció un buen discurso a los asistentes aunque lo desmereció leyendo demasiado su guión con las gafas de cerca, quizá empeñado en llevarle la razón a Taylor Swift, enamorar a su abuela, o echándose años encima en pos de justificar un premio que puede que le llegue demasiado pronto, aunque no sin merecimiento. Pero bueno, su presencia, como la de Penélope Cruz o Pedro Almodóvar, le dió glamour a la ceremonia.
En cuanto a las premiadas, que es lo que verdaderamente importa, hay que destacar la victoria aplastante de La isla mínima, que ha conseguido diez galardones incluyendo los más importantes como son el de Mejor Película, Mejor Dirección para Alberto Rodríguez, Mejor Actor Protagonista para Javier Gutiérrez y Mejor Guión Original. Por su parte, El niño sólo ha se ha hecho con dos premios y Relatos salvajes se ha tenido que conformar con el Goya a la Mejor Película Iberoamericana. Desde aquí le deseamos suerte de cara a los próximos Oscars, en los que competirá en la categoría de Mejor Película de Habla No Inglesa por Argentina.
En líneas generales me pareció una gala muy entretenida con algunos momentos memorables, como los agradecimietos de Dani Rovira en un minuto y otros realmente soporíferos como las actuaciones de Alex O’Dougherty y Miguel Poveda, pero es normal, son daños colaterales. Otro aspecto negativo fue la realización en momentos puntuales que, aunque estuvo mejor que la del año pasado, sigue adoleciendo de errores de principiante, lo que es realmente inexplicable dada la vasta experiencia que tiene Televisión Española en este tipo de eventos. Por último, me gustaría valorar el trabajo de los profesionales que se encargaron de montar los vídeos recopilatorios de las canciones al principio o de las películas de Banderas, muy emotivos y una buena forma de hacer promoción de nuestro cine de ayer y hoy pues seguro que a más de uno nos han dado ganas de revisitar algunos de los títulos que pasaban velozmente ante nuestros ojos.
Lista de ganadores
Mejor película: La isla mínima
Mejor director: Alberto Rodríguez, por La isla mínima
Mejor actriz: Barbara Lennie, por Magical Girl
Mejor actor: Javier Gutiérrez, por La isla mínima
Mejor interpretación femenina de reparto: Carmen Machi, por Ocho apellidos vascos
Mejor interpretación masculina de reparto: Karra Elejalde, por Ocho apellidos vascos
Mejor actriz revelación: Nerea Barros, por La isla mínima
Mejor actor revelación: Dani Rovira, por Ocho apellidos vascos
Mejor director novel: Carlos Marques Marcet, por 10.000 Km
Mejor película europea: Ida, de Pawel Pawlikowski
Mejor película iberoamericana: Relatos Salvajes, de Damián Szifrón
Mejor guión original: Rafael Cobos y Alberto Rodríguez, por La isla mínima
Mejor guión adaptado: Claro García, Cristóbal Ruiz y Javier Fesser por Mortadelo y Filemón contra Jimmy el cachondo
Mejor película documental: Paco de Lucía: la búsqueda
Mejor montaje: José M. G Moyano, por La isla mínima
Mejor fotografía: Álex Catalán, por La isla mínima
Mejor música original: Julio de la Rosa, por La isla mínima
Mejor canción original: Niño sin miedo, de David Santisteban, India Martinez y Riki Rivera (El Niño)
Mejor dirección artística: Pepe Domínguez, por La isla mínima
Mejor diseño de vestuario: Fernando García, por La isla mínima
Maquillaje y peluquería: Carmen Veinat y José Quetglas, por Musarañas
Mejor sonido: Marc Orts, Oriol Tarrago y Sergio Bürmann, por El Niño
Mejor dirección de producción: Edmon Roch y Toni Novella, por El Niño
Mejores efectos especiales: Guillermo Orbe y Raúl Romanillos, por El Niño
Mejor película de animación: Mortadelo y Filemón contra Jimmy el Cachondo
Mejor cortometraje de ficción: Café para llevar, de Patricia Font
Mejor cortometraje documental: Walls (Si estas paredes hablasen), de Miguel López Beraza
Mejor cortometraje de animación: Juan y la nube, de Giovanni Maccelli