Prácticas del cuerpo: las artes marciales chinas (Segunda parte)

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Pintura del siglo XI

Los fundamentos filosófico-religiosos de las artes marciales chinas se traducen en prácticas corporales. Desde aquí se encuentra presente un principio fundamental: la división entre alma y cuerpo no opera en esta tradición. En efecto, nos encontramos lejos del dualismo antropológico que marca un aspecto divino encerrado en su tumba carnal. La mente racional, la que resuelve problemas, no tiene un privilegio frente a la unidad mente-corazón que implica una apertura y una escucha de las conexiones e intercambios de energía dentro del todo.

La energía o que recorre el cuerpo no corresponde a lo que la tradición occidental entiende por alma, ni las prácticas encuentran en el ascetismo de Occidente su perfecto reflejo. El buen guerrero, sanador y sabio es aquel que atiende al para internarse en su dinámica permitiendo su flujo y aprendiendo a controlarlo. El objetivo está en la suavidad, la relajación que permite hacer el tránsito de wuji a taiji, es decir, de la ausencia de intención a la energía en movimiento. Respetar los momentos, saber esperar y prepararse para la derrota. Todos ellos principios chocantes para la mentalidad occidental.

En este sentido, encontramos en el Tao te king una imagen perfecta de lo que esto implica:

No hay bajo el cielo cosa más blanda y débil que el agua. Sin embargo, en su embate contra lo rígido y duro, nada la supera, es irremplazable. El que lo débil vence a lo firme es cosa que, bajo el cielo, nadie ignora, mas nadie aplica.

Símbolo fundamental para el pensamiento chino

La práctica de las artes marciales chinas lleva a una comprensión o, mejor, a la incorporación de este principio. No se trata de llegar a la dureza de la roca, no es el afán de ser proyecto consumado, sino el dejarse ser como el agua que fluye. Es en la capacidad de emular la plasticidad del agua donde recae la fuerza del guerrero: pasar de arroyo a mar enfurecido o saber distinguir cuando una simple y constante gota es suficiente. Encontrar el poder en lo débil para vencer lo firme, he aquí el juego del yin-yang en el que hay que internarse bajo el principio de la relajación.

Esto nos da una idea del contexto donde podemos situar los objetivos de la práctica de las artes marciales. Pero, de nuevo, es en la voz del practicante donde se puede encontrar la línea a seguir en la madeja de posibilidades. Toca el turno a Montserrat Serlavós Terrats que inició su formación en los cursos de Tai-chi de Juan Garcerán en Barcelona. Esto le llevo a profundizar como monitora de Qi-gong en el Centro Jing en la misma ciudad mediterránea a cargo del Sifu Sebastián González.

Durante una maratón de Tai-chi entró en contacto con Jef Morris, subdirector de Tai-chi for Health en Sidney, Australia. Ahí estudió y practicó los estilos Sun y Chen con el Dr. Paul Lam. Siguiendo esta misma línea se trasladó a los Estados Unidos con el mismo Jef Morris para formarse en Tai-chi for arthritis, Tai-chi for diabetes, Tai-chi for energy, y Tai-chi for kids. Finalmente, fue en el centro Espai Shen de Barcelona donde obtuvo el cinturón rojo de Xing-Yi, complementado así la transmisión del maestro Sun Lu Tang.

Las formas con armas también están presentes

Carlos Girón: Nada más haciendo este repaso de tu trayectoria podemos darnos una idea de la variedad de objetivos que pueden perseguirse y conseguirse con la práctica de las artes marciales. Pero profundicemos un poco más en ello, si no te molesta.

Montserrat Serlavós: Los objetivos e intereses del practicante pueden ser múltiples, el principal es el descubrimiento personal, pues al desarrollar diferentes aspectos, suele ocurrir, que empezando nuestra práctica por un interés específico, acabemos interesándonos más por otros aspectos descubiertos con el entreno. Acotando un poco más la respuesta diré que nuestra salud mejorará y hasta algunas dolencias y enfermedades desaparecerán. Nuestra mente emocional se calmará controlando nuestros sentimientos y acciones. La mente racional se superará al crearse con la solución a los diferentes problemas de ejecución física y de psicomotricidad, nuevas conexiones neuronales. Ganaremos fuerza, elasticidad, coordinación y conocimiento corporal personal, pues la exigencia del arte nos hará enfrentarnos a nuestras limitaciones tanto físicas, emocionales o intelectuales, creando un terreno de juego donde superarlas. También aprenderemos a defender nuestro ser de los que nos quieran dañar e incluso de nosotros mismos.

C.G: Es una tendencia muy humana esa de exteriorizar al enemigo, por lo que resulta sumamente sugerente la idea de lo marcial como camino para enfrentar al enemigo que soy yo para mí mismo. ¿Qué se necesita para iniciarse en la práctica y conseguir estos objetivos?

M.S: Para avanzar en este sendero te diré que hace falta una intención inflexible, nuestro enemigo interno siempre buscará excusas para evitar la práctica. Estoy cansado, tengo obligaciones familiares, mi pareja no entiende que vaya a entrenar, el trabajo me absorbe, necesito evadirme y divertirme saliendo porque estoy muy estresado, etc. Todo serán excusas para no incrementar tu volumen energético y salir del surco de tu vida actual que no te deja divisar el horizonte. Una vez se empiece a caminar no hay ser humano que pueda predecir cuán lejos llegaremos en ese camino.

C.G.: Primera y fundamental manifestación del enemigo interno. Me parece, sin embrago, que aquí se insinúa también la necesidad de cierta fe o creencia en lo que se está por iniciar. Pero, al final, todo es parte de este juego interno que se decide para empezar el movimiento en un sentido determinado. Este me lleva a plantear una última pregunta: ¿quién puede practicar entonces estas disciplinas?

La flexibilidad es uno de los puntos que más se trabaja

M.S.: Cualquier persona puede practicar, pues dependiendo de nuestra condición física y salud, empezaremos con un tipo de ejercicios u otros. Podemos practicar para recuperar salud, para tranquilizar nuestro espíritu, para calmar nuestra mente, para mejorar nuestro rendimiento en otros deportes o en el trabajo, desarrollar nuestra psicomotricidad, reflejos, equilibrio y situación espacial. Para aprender combate o defensa personal, aprendiendo a su vez a dominar las dos funciones emocionales básicas del ser humano que son el miedo y la agresividad.

Llevo más de 20 años trabajando estas técnicas, en escuelas con niños de 4 a 12 años, en geriátricos con abuelos de hasta 102 años, en gimnasios, en centros cívicos. En todo este tiempo he podido constatar que no hay muchas diferencias energéticas entre las personas de diferentes edades, lugares y estatus sociales, y que todas responden a los mismos estímulos, sea cual sea su camino o su momento existencial. El les llega con fuerza hasta lo más íntimo de su ser, aportando a cada uno aquello que necesita.

El es como una fuerza neutra, que penetra en cada ser vivo y se adapta a sus necesidades. Se pueden trabajar las mismas técnicas con personas de cualquier edad y cualquier condición, la energía de vida es la que se encarga de transmutarse y adaptarse a cada individuo.

También hay un trabajo en pareja con y sin armas

Juan Manuel: Si me lo permites, me gustaría acabar con un párrafo del maestro Sun Lu tang:

Yo me he dedicado a observar y escuchar respetuosamente y por fin he empezado a comprender que el camino de las artes marciales (quan dao) es el mismo que el camino del cielo (tian dao) y este es el mismo que el camino de la humanidad (ren dao). También comprendí que aunque las posturas de los diferentes estilos marciales fuesen distintas todas compartían los mismos principios. En todas partes he comprobado que la sinceridad representa el centro de todo, mientras que la apariencia reside en el exterior.

Las artes marciales pueden cambiar la materia y la energía del ser humano.

C.G.: No hay mejor manera de cerrar este diálogo. Aunque, como todo buen cierre, se trata más bien de una apertura que busca despertar la curiosidad. Seguiremos explorando las prácticas corporales, ese hacer del cuerpo que lo vuelve presente aunque, como se ve, esto no siempre implique llevarlo ante la mirada de esa mente racional que apuesta por la disección y la diferencia. Muchas gracias Juan Manuel y Montserrat. Hasta la próxima. ¡Buena práctica a todas y todos!

Prácticas del cuerpo: las artes marciales chinas (Primera parte)

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