Cada cultura cree que define la normalidad, y por lo tanto, verse a sí mismo a través de las perspectivas de otros puede ser al mismo tiempo un gesto respetuoso y revelador. ¿Cómo nos relacionamos nosotros, como cultura, con los demás? ¿Cómo se relacionan ellos con nosotros? Entender las diferencias culturales es el camino más rápido para encontrar un terreno común y crear situaciones beneficiosas.
Los alemanes discrepan explícitamente, considerando ésta la manera más honesta. Los americanos y los finlandeses también son admirablemente directos. Los franceses muestran su desacuerdo abiertamente, pero con educación. Para las culturas de Asia oriental, el desacuerdo abierto es tabú –de hecho la mayoría de los asiáticos le tienen miedo– mientras que los británicos evitan a toda costa el conflicto abierto y usan respuestas codificadas para suavizar su oposición en conversaciones. Los siguientes ejemplos muestran cómo las formas de expresar el desacuerdo quedan obviamente afectadas por el contexto cultural.
No estoy de acuerdo -Alemania
Me temo que no comparto su opinión -Francia
Estoy de acuerdo, hasta cierto punto -Reino Unido
Estamos de acuerdo -Japón
Estamos de acuerdo si todos están de acuerdo -Suecia
Estamos de acuerdo y en desacuerdo al mismo tiempo -China
¿Y si te tomas otro café? -Finlandia
Estoy de acuerdo con usted, pero no creo que mi junta directiva lo esté -Suiza
¿Me estás tomando el pelo? -Estados Unidos
¡Usted manda! -Filipinas
Supongo que todo es posible -Brasil
Vamos a tomar un Camparo –vino italiano– y lo hablamos mañana –Italia
Podemos observar cómo los suecos buscan el consenso, los chinos la ambigüedad y los italianos la evasión. A los japoneses evidentemente les preocupa el desprestigio, los americanos prefieren el cinismo, y los suizos la exactitud. Los filipinos respetan la autoridad, los brasileños mantienen su alegría incluso en las negociaciones y los finlandeses conservan su graciosa reticencia.
Si nuestro objetivo es promover nuestros intereses, entonces un buen punto de partida es tratar de ver la situación desde la perspectiva cultural de la otra persona. Nos ayudará a entender y conectar con otras culturas en sus propios términos.
Todas las culturas tienen sus valores sagrados e inamovibles, y no pocas veces estos mismos valores nos pueden resultan un tanto difíciles, llegando a ser hasta incomprensibles en algunos casos. No los tenemos que aceptar a todos como correctos, pero ser conscientes de ellos para llegar a un acuerdo común es una señal de madurez social.
Y tú, ¿cómo expresas que no estás de acuerdo con alguien? ¿Notas que hay una forma universal de discrepar dentro de la cultura de tu entorno?
Creo que te interesará saber que hay una teoría lingüística conocida como “cortesía” (politeness) que estudia precisamente como el lenguaje responde a una forma de pensar determinada por la cultura a la que pertenece el hablante. En tu artículo hablas de formas de expresar desacuerdo, pero si lees algo de cortesía comprobarás que hay estudios muy interesantes que abarcan todas las fórmulas de “educación” o “modales” a la hora de interactuar con el resto de hablantes.
Es interesantísimo comprobar cómo la imagen que tenemos del otro varía dependiendo del mayor o menor distanciamiento de cada cultura y cómo esto se refleja en la lengua. Si te interesa te recomiendo un librito de Marta Albelda y Mª Jesús Barros llamado “La cortesía en la comunicación” (Arco Libros) que puede aportarte una visión general del tema.
Un saludo,
Desiré
Gracias por tu aportación, Desiré,
Tienes mucha razón, además, los estudios de Hofstede sobre las relaciones entre culturas también insisten en algunas de las dimensiones que mencionas, insistiendo más en la percepción del poder en el estado, individualismo vs colectivismo, la evasión de la incertidumbre y la orientación a largo y corto plazo.
Quizás en un artículo, más adelante, profundizaremos más este tema.
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