La segunda temporada de una serie siempre es muy complicada de afrontar por los responsables de la misma. Tras una buena primera temporada, deben conseguir algo, al menos, igual de bueno. No es nada fácil aunque lo parezca pues el factor sorpresa de sus inicios, sus personajes y sus historias han pasado. Ahora hay que empezar otra vez con un hilo atractivo y sacar mas partido a los personajes. Ya hemos visto que The Bridge ha pagado el peaje y ahora vamos a ver como Ray Donovan también.
La primera temporada de Ray Donovan nos sorprendió gratamente con unos personajes muy oscuros y una idea inicial sobre la vida de un fixer con cargas familiares muy atractiva. El trabajo de los actores, sobre todo Liev Schreiber y el gran Jon Voight, que ganó un Globo de oro por interpretar a este estafador juerguista adicto a todo que es Mickey Donovan, padre de tres hijos que sufrieron los abusos de un cura durante su infancia en Boston. La vuelta de Mickey a la vida de los Donovan supuso una restrospección a los peores momentos de sus vidas, con las consecuencias que tendría en todos los que les rodean.
La segunda temporada ha tenido también grandes capítulos como el de la fiesta de cumpleaños de Conor, con una exhibición actoral sobre todo de Schreiber y Voight, o el asesinato de Marvin Gaye Washington, en el que fuimos obsequiados con un interesante giro argumental. También hemos disfrutado con nuevas incorporaciones como la de Wendell Pierce o Hank Azaria, que aportaron bastante frescura a los nuevos episodios.
Pero aún teniendo un planteamiento interesante, el desarrollo de las historias no ha terminado de engancharme y los personajes han quedado hundidos en las mismas miserias que el año pasado. El enfadado Ray ha seguido igual de enfadado, o más. El divertido, novedoso y fresco Mickey ha quedado estancado caricaturizando al personaje y llevándose por delante al propio Voight. Y ojo que esto no es culpa de ninguno de ellos sino del texto. No han sido los únicos, la trama de Terry ha sido marginada a un tercer plano y apenas ha tenido relevancia. En cambio, la relación de Bunchy con su novia, el affaire de Abby con el policía y el crecimiento personal de Bridget sí me han parecido bastante interesante.
La frescura y la sorpresa que nos ofreció Ray Donovan el año pasado le ha pasado factura este año, ha tenido que recurrir a los deux ex machina para sacar a Ray de apuros en más de una ocasión y se ha abandonado casi por completo la faceta de arreglador de problemas de las estrellas de Hollywood. No esperaba que se convirtiera en un procedimental pero al menos introducir hilos secundarios con actores o deportistas no hubiera estado de más. Y no, técnicamente la historia de Marvin Gaye no la meto en este saco. Esperemos que se trate de un simple bajón y los Donovan vuelvan con energías renovadas el año que viene.