¿Qué habría sido del cine clásico si hubiera existido el teléfono móvil? ¿Qué hubiera ocurrido, al contrario, en una serie como 24 sin el uso de este invento? Pues eso. Los guionistas han tenido que lidiar durante toda la historia con los avances tecnológicos. Los móviles, en concreto, han cambiado mucho la forma de contar historias, y siguen haciéndolo, porque con la llegada de los smartphones la narrativa sigue evolucionando a la misma velocidad que lo hacen los gadgets.
Mucho ha llovido desde aquellos teléfonos gigantes que usaban los yuppies, pero que también aparecían en series como Salvados por la campana o El príncipe de Bel Air. Se trataba del Motorola Dynatac 8000X y era lo más parecido a usar un zapato como teléfono. Hoy nos da la risa al verlos.
Ya a finales de los 90, con el móvil más o menos implantado en la sociedad, la moda nos llevaba a adquirir teléfonos cada vez más pequeños. Oscuro objeto del deseo era aquel Nokia 8110 con la tapa que bajaba automáticamente. El teléfono de Matrix, sí. Nótese que en esta película se produce la transición entre la cabina telefónica y el móvil. Si Neo hubiera tenido el cacharro un poco antes se habrían ahorrado muchos disgustos.
Pronto, los guionistas se dieron cuenta de que los teléfonos de concha aportaban un dramatismo especial. El sonido al abrirlo, al cerrarlo y al cogerlo daban un plus a la acción. Tal es la predilección por este tipo de teléfonos, que incluso hoy en día se ven en las series. Yo diría que en todas. Incluso en Breaking Bad se usan, a pesar de ser muy actual. La excusa es buena. Teléfonos baratos prepago de usar y tirar para no dejar rastros.
Pero, lógicamente, las marcas tenían algo que decir. Los product placement eran una forma de publicidad perfecta para convertir sus teléfonos inteligentes en objetos deseados. Apple, tras la presentación del iPhone, trabajó para incluirlo en muchas series como Modern Family o Dexter. Pero no son los únicos, Android se ha podido ver en True Blood y en Ray Donovan, aunque en este caso es Samsung concretamente. En Under the Dome el uso de los móviles Windows Phone es tan ridículo como los famosos cartones de leche estratégicamente colocados en Médico de familia. En todas ellas, el uso del teléfono móvil se ha convertido en algo más que un objeto de atrezzo, ahora es un personaje más.
Gossip Girl ya hacía un uso de los smartphones de la manera en la que lo hacemos hoy. La instantaneidad de los mensajes del blog de la reina cotilla era la línea argumental básica de esta serie de adolescentes ricos. Estaban siempre hiperconectados con sus maravillosas Blackberry, que por aquel entonces era la marca reina de la mensajería instantánea. Supongo que esta serie contribuyó a la fiebre adolescente por los móviles de esta marca.
Estos son sólo algunos ejemplos de cómo el mundo de la tecnología ha influido en la narrativa audiovisual. Hay muchos más, pero ya los veremos en otra ocasión, como los automóviles o el propio teléfono fijo, cuyo uso a principios del siglo XX también supuso una revolución a la hora de contar historias. Y tú, ¿recuerdas cómo era la vida y la ficción cuando no había teléfonos móviles? ¿Qué móvil clásico echas en falta en el artículo?
Y pensar que Harrison Ford en Blade Runner tiene que llamar desde una cabina telefónica… 🙂
Cómo me gustaba el teléfono de Neo xD Por un lado la imaginación tiene que ir siempre más allá cuando se trata de pensar en el futuro (cosa que no es sencilla), pero también se vuelve necesario cuidar mucho los detalles para que no caiga cierta credibilidad de las historias. Arma de dos filos.
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