Chris Killip, el fotógrafo del pueblo en el Museo Reina Sofía

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Si os gusta la fotografía no os podéis perder esta interesante exposición, repasa la obra de Chris Killip, figura fundamental de la fotografía de posguerra, y cuyo trabajo, centrado en el retrato de las clases obreras en pleno proceso de desindustrialización, se ha mostrado en muy pocas ocasiones en España, así que es una gran oportunidad. La muestra se compone de más de un centenar de fotografías en blanco y negro de escenas de la vida cotidiana británica entre 1968 y 2004. Estará abierta al público hasta el 24 de febrero en el Museo Reina Sofía.

Fotografía documental

La exposición ha sido organizada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en colaboración con el Museum Folkwang, Fotografische Sammlung, de Essen (Alemania), donde fue expuesta en la primavera de 2012, e incluye más de un centenar de fotografías en blanco y negro que recogen escenas de la vida cotidiana británica entre 1968 y 2004.

Killip nos sumerge a través de sus imágenes en las zonas rurales de su isla de origen y del norte de Inglaterra centrándose en retratar con proximidad la vida real de la gente y sus relaciones, tanto sociales como con su entorno.

En su obra documenta la topografía de esas áreas y narra el duro proceso de confrontación de sus habitantes con las durísimas consecuencias de una política económica que ignoraba los intereses de la clase obrera británica.

La comisaria de la retrospectiva Ute Eskildsen explica:

En el admirable trabajo de Chris Killip, la fascinación y el respeto por la vida cotidiana y por la gente han encontrado una expresión que pone de relieve las peculiaridades y diferencias sociales y culturales, cada vez menos visibles en nuestro mundo globalizado

La confusión, el caos, el dolor, son narrados por Killip desde el punto de vista de la experiencia cotidiana, interiorizada por los ciudadanos, y no desde el punto de vista del historiador objetivo, ajeno a los hechos.

Fotografía documental

Durante quince años Killip ha observado el inicio y el estancamiento del cambio estructural, ha hablado y ha trabado amistad con la gente y la ha fotografiado con empatía. A diferencia de Walker Evans, una figura importante para él, Killip ha mantenido otra distancia o, más exactamente, ha entablado una relación más íntima con las personas.

Nacido en 1946 en la isla de Man, Chris Killip comenzó su carrera en Londres, en 1964, como ayudante del fotógrafo de publicidad Adrian Flowers. Durante un viaje que realizó a Nueva York, en 1969, tuvo la oportunidad de ver su primera exposición de fotografía documental en el Museum of Modern Art- MoMA.

Le impresionaron tanto las posibilidades del medio que decidió abandonar su carrera de fotógrafo comercial. Así, inspirándose en la obra de importantes fotógrafos documentales de los años treinta, como Paul Strand, Walker Evans, Bill Brandt o August Sander, pero también en la renovación del género que tuvo lugar en la posguerra de la mano de figuras como el suizo Robert Frank, Killip comenzó a fotografiar, a finales de los sesenta, los rostros y los paisajes de su isla natal.

Fotografía documental

Chris Killip pertenece a la generación de fotógrafos que, iniciados en el fotoperiodismo y, en su caso, en la fotografía publicitaria, abren un camino independiente desde los años setenta a través de su compromiso con los cambios en el entorno social y el uso decidido de la cámara como herramienta política.

Las instantáneas realizadas en esta época se incluyen en las dos primeras series de la exposición. El retrato es el género que sirve de hilo conductor en la obra de Killip, que la atraviesa y unifica. En la primera sala de la muestra, la serie Retratos abarca las imágenes tomadas entre los años 1969 y 1981, mostrando la evolución del artista con este género.

Chris Killip.

Desde mi época como fotógrafo mercenario en la playa (mis primeros retratos los hice como fotógrafo de playa en 1964, trabajando a comisión y diciendo “sonría, por favor”), tengo aversión a pedir a la gente que pose.

La siguiente serie de la exposición Isla de Man (Isle of Man) (1970-1973) reúne las fotografías tomadas a su regreso a su tierra de origen. La situación política y geográfica de la Isla de Man (es un territorio autónomo pero dependiente de Reino Unido en medio del mar de Irlanda) marcan la idiosincrasia de este territorio donde, en aquellos años, comenzaban a producirse violentos cambios sociales que supusieron transformaciones en la vida cotidiana, hasta entonces anclada en modos de vida ancestrales.

Volví para hacer fotos, mientras trabajaba por las noches de camarero en el pub de mi padre. Las personas que fotografiaba eran mis parientes o amigos de mis padres, aunque lo más corriente es que fueran conocidos de mis abuelos. Así que tenían la impresión de que me conocían a mí.

Gran Bretaña fue el país europeo pionero en el apoyo de la fotografía documental independiente y en la nueva definición de este género: con la primera galería, Photographers’ Gallery, a partir de 1971; la constitución de una comisión de fotografía en el Arts Council desde 1973; y las colaboraciones en revistas como Creative Camera en los años 1960 y 1970, la breve e influyente publicación titulada Album desde 1970, y Ten 8 en los años 1980, se desarrollaron importantes foros de debate para la construcción teórica y la práctica fotográfica.

La financiación pública de este sector artístico favoreció la valoración cultural de este medio. En 1972, Chris Killip fue uno de los ocho fotógrafos elegidos por el Arts Council of Great Britain para contribuir a la exposición Two Views – Two Cities (Dos visiones – Dos ciudades). Su encargo se resume en la serie Huddersfield (1973-1974) y se convierte en el preámbulo de su trabajo en el norte de Inglaterra, a partir de su traslado a Newcastle pocos años después.

Desde principios del siglo XIX, en el norte de Inglaterra se desarrolló gran parte de la industria pesada de minas de carbón, acerías y astilleros proporcionando empleo a varias generaciones y creando comunidades muy cohesionadas. El desmantelamiento del mundo industrial europeo durante la segunda mitad del siglo XX dejó a estas pequeñas sociedades a merced de grandes cambios estructurales.

Fotografía documental

Este periodo de desindustrialización, el creciente desempleo y la precaria condición de gran parte de la clase obrera, revelada con especial crudeza en la década de los ochenta, son los ejes del trabajo que Chris Killip realizó en esta zona del país y que quedan reflejados en la muestra.

También podemos contemplar la vertiente contraria en la exposición. Las escenas de ocio de la serie Costa (Sea Side) (1975-1977) evocan las vacaciones. Al haber sido fotógrafo de playa en sus primeros años, Chris Killip siente una gran atracción por la costa, especialmente por los lugares de veraneo accesibles y populares entre la clase trabajadora.

Lo que más me interesa es cómo la gente cambia cuando busca relajarse, y se convierte en algo que no es cuando está trabajando o en su casa. Esto tiene que ver con mi infancia en el pub de un pequeño pueblo de pescadores, cuando, de niño, solía ver al carnicero y al panadero y a otros dueños de pubs reunirse los sábados por la noche en la “sala de cantar”.

Chris Killip también retrató uno de los momentos más decisivos de la historia laboral de toda la posguerra británica: la huelga de mineros del carbón (Coal Miners Strike, 1984). La derrota de los mineros se interpretó como una gran victoria del Gobierno conservador y de Margaret Thatcher. En marzo de 1984, el Consejo Nacional del Carbón anunció que iban a cerrar 20 minas, eliminando 20.000 puestos de trabajo.

La huelga convocada fue inusual porque los mineros no hacían huelga por un aumento de salario sino que luchaban por su derecho a trabajar. Las ciudades mineras y pueblos del norte de Inglaterra sólo tienen las minas de carbón, no hay otra industria. Los mineros querían un plan de creación de empleo que ofreciera una alternativa a las minas. Como la postura del Gobierno contra los mineros era ideológica, esta alternativa nunca se hizo realidad.

En la última serie de la exposición, Historia (History) (1990-1996), Killip centra su atención en lugares con gran carga histórica.

En el momento en que haces una fotografía, sitúas aquello que retratas en el pasado, como momento concreto que ya no existe; es historia. La fotografía que practico sucede en un lugar y un tiempo específicos y capta momentos reales de la vida de las personas. En cierto modo, me veo a mí mismo como un historiador, pero no de la palabra. La historia suele escribirse desde la distancia, casi nunca desde el punto de vista de aquellos que la padecieron.

Si te apasiona la historia y la fotografía no dudes en visitar esta magnífica exposición. Una muestra de la vida en imágenes, un recorrido a lo largo de la historia que nos transmite emociones, estados de ánimo. Killip es testigo directo de toda una época que supo transmitir con sus fotografías.

Archivado en Chris Killip, Fotografía documental, Museo Reina Sofía, Museum Folkwang
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