SOS: “Gravity”, una odisea espacial que podría hacerte levitar

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Bella. No es una película, es un espectáculo, así que ráscate el bolsillo si quieres disfrutarla al 100 %, “Gravity” debe verse en una sala de cine y con gafas 3D. Sin excusas. El espacio exterior siempre ha suscitado una fascinación especial en el ser humano, ¿quién no se ha quedado nunca embobado mirando las estrellas? Alfonso Cuarón, sí. Seguro. Tranquilo, “Gravity” no es un documental ni una película contemplativa solo apta para festivales de cine, la acción es angustiosa, mantiene tu atención cautiva en la pantalla durante 90 minutos. El mexicano cuenta la historia de supervivencia de dos astronautas atrapados en el espacio. Guau.

Alfonso Cuarón 3D

Habla Perogrullo. Las películas nacieron para verse en una sala de cine. Una pantalla grande, y los latidos del público. Y con más razón, si como en este caso, hablamos de una experiencia visual. Gravity despliega imágenes grandiosas, espectaculares, impactantes. Para dejarte con la boca abierta y los puños cerrados. Cuarón no ha hecho una película en 3D, el 3D es un personaje más de la película. Sin alharacas, sin pegotes, prudente y sensato, luciéndolo solo cuando es necesario. Dando profundidad y nitidez.

Sandra Bullock y George Clooney

El cineasta mexicano presentó Gravity en el Festival de San Sebastián en la sección Perlas. Su nueva película, su retorno al cine tras casi siete años… y yo estaba ahí. Apoltronado en mi butaca, leyendo el Twitter en mi móvil sin demasiado interés, pasando tan rápido los tweets con el dedo, que la inglesita de al lado tenía dos opciones. Pensar que yo era superdotado y que me había quemado las cejas en un curso de lectura rápida, o simplemente, que era un gilipollas. No quise preguntar.

El público esperaba sentado, con ansias, a que abrieran el telón del Teatro Victoria Eugenia. Eso se percibe, se nota. Nadie se comporta igual, si haces tiempo para estallar de satisfacción con Gravity, o si te pica la curiosidad Por las plumas. Aunque luego aplaudas las dos. Había leído por la mañana, en el periódico del Zinemaldia creo, que esta producción necesitó cuatro años y medio para salir a flote. Una cuestión tecnológica. Tú sueñas, la rueda gira y gira, y sabes que llegará el día en el que las ciencias aplicadas podrán simular con realismo la gravedad cero… eso sí, casi un lustro más tarde. Los protagonistas son la ínclita Sandra Bullock y el celebérrimo George Clooney.

Espacio astronautas

Sandra Bullock interpreta a la doctora Ryan Stone, una brillante ingeniera especializada en Medicina que está en su primera misión en un transbordador, con el veterano astronauta Matt Kowalsky (George Clooney), al mando de su último vuelo antes de retirarse. Pero en un paseo espacial aparentemente de rutina se desencadena el desastre. El transbordador queda destruido, dejando a Stone y Kowalsky completamente solos, unidos el uno al otro y dando vueltas en la oscuridad.

Una oscuridad que te envuelve, que te embelesa, que te absorbe, despiertas de la hipnosis y un segundo más tarde, vuelves a caer bajo el influjo de la cadena y el reloj de bolsillo. ¡Qué vistas! No me quiero imaginar lo que se tiene que sentir ahí arriba, un silencio turbador y sombrío. Una pesadilla. Jamás me veré en la piel de la doctora Ryan gracias a Dios… pero juro, aunque lo negaré ante cualquier jurado o en el juicio final, que más de una vez, recobré la consciencia encogido en mi butaca. Disimulé peinándome el viejo flequillo y me arrojé de nuevo al agujero negro. Sin duda, estaba ante una de esas películas espaciales que tanto gustan a mi padre. Y además, por lo que parece y dicen, es bastante fiel a la realidad. No es ciencia-ficción. Los dólares han pagado el asesoramiento de los mejores expertos, incluidos auténticos astronautas y profesionales de la NASA. ¡Eco, eco!

La tierra en el espacio

Gravity apenas recurre a los diálogos para que avance la acción, la situación se hace obsesiva por sí sola. El guion no se derrama, es una cuchara que va del plato a la boca y de la boca al plato. Una mujer a la deriva, en el vacío, cada bocanada de aire consume el poco oxígeno que queda, ha perdido cualquier comunicación con la tierra… sin respiración. Tú y yo. Ella. ¡Y tu mamá también! La dirección tuvo que ser un gran desafío, es un ejercicio de precisión milimétrica. Ritmo, ritmo, ritmo. La música creada por Steven Price y el insuperable montaje de sonido, junto a la dirección de fotografía que compuso Emmanuel Lubezki, no te dejarán pestañear. Créeme.

¿Alguien me recibe?

El director se sirve de largos planos secuencia y los combina con primerísimos primeros planos para embaucar al espectador, para sumergirlo en la angustiosa realidad del personaje. Fotograma a fotograma la tensión es la carcoma que perfora tu cuerpo paralizado, el ahogo de la protagonista te va colonizando. La protagonista. Aquí quería yo llegar.

Sandra Bullock. Alfonso Cuarón tuvo palabras de admiración para Miss agente especial, encomiando su predisposición al trabajo dadas las condiciones en las que rodó, rodeada de aparatos técnicos, alabó su disciplina, su capacidad de abstracción… perfecto. Pues a mí sigue sin convencerme Mis agente especial 2. Cumple, sí, no está mal, y sin embargo, no llega. Es una estrella que no fascina. Y aquí el antagonista es el espacio. Hermoso y cruel. No compiten en la misma liga. La mirada se dispersa, no se clava en sus ojos. No tiene el carisma que la película requería. En mi opinión; que es la única que tengo.

Otro detalle. Me fastidia mucho, con jota, que para cargar de profundidad a un personaje, sea necesaria una tragedia pasada que tendrá que superar. “Es un personaje que vive en su propia burbuja”, decía Cuarón en la rueda de prensa. Demasiado típico, poco sutil. O quizás haya leído, visto y escuchado ya demasiadas historias…

Cartel de Gravity

George Clooney es encantador. Y lo sabe. Matt Kowalsky es quien pone las notas de humor. Encantador, repito. Aún así… mmmm… no digo que los astronautas no puedan ser frívolos y profesionales al mismo tiempo, pero canta. Blanco sobre negro. Creo que alguna gracia menos, mejoraría el tono. Y los últimos planos de la chica consiguieron marearme y que se me cayeran todos los dientes. ¡Qué haces, Alfonso! ¿Por qué? ¿Por qué? ¿A qué viene esto? ¡Si lo habías hecho genial en los 89 minutos anteriores!

En esencia. Un despliegue visual arrebatador, celestial. Entretenimiento del bueno, sensaciones fuertes, una experiencia audiovisual excitante, una coreografía deliciosa. Si tomas pastillas para la tensión, guarda un par en el bolsillo. El Teatro Victoria Eugenia tributó una sonora ovación. Merecida. Yo aproveché la oscuridad para escapar de la sala sin que nadie me viera, entregar las gafas 3D, y salir corriendo… necesitaba respirar profundamente, apoyado en la barandilla del río Urumea, con los ojos cerrados. Qué tranquilidad…

Archivado en 3D, Alfonso Cuarón, Astronautas, Ciencia ficción, Cine, Donostia Zinemaldia, Espacio, Festival de San Sebastián, George Clooney, Gravity, Sandra Bullock
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