Orange Is The New Black: una serie de reclusas sin prejuicios

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Algunas veces me he preguntado que pasaría si yo entrara en la cárcel. El primer sentimiento es miedo. ¿Qué pinto yo encerrado con un puñado de delincuentes peligrosos? La cárcel y sus huéspedes siempre nos los han descrito como lo peor que te puede pasar. Pero en el caso de entrar en prisión, ¿soy tan diferente como los demás reclusos?

Cabecera de la serie

Esos pensamientos son los que tuvo Piper Chapman (Piper Kerman en realidad) cuando se preparaba para entrar en prisión por un error que cometió años atrás. Prometida y autorehabilitada, Piper se encuentra con una avalancha de preguntas, incertidumbres y miedo, sobre todo. Ella sabía que la vida en prisión la cambiaría para siempre, pero no se imaginaba ni cómo ni en qué medida.

Así arranca Orange Is The New Black. Una “persona normal” tiene que entrar en prisión a pesar de que ya está rehabilitada. El qué hago yo aquí es el principal motivo del inicio de la serie. Una chica blanca, caucásica, universitaria y prometida es encerrada con mujeres de otros niveles sociales, culturales y étnicos, que distan mucho de su vida modélica. Muy distintas, pero sólo a priori, porque nuestra protagonista se irá dando cuenta de que, a pesar de sus evidentes diferencias, todas están allí por cometer errores y su dureza es sólo una carcasa para asegurarse la supervivencia allí dentro.

Todos los personajes de la serie

A medida que avanzan los capítulos, Piper Chapman deja de actuar como la chica buena que era antes y se adapta a un entorno hostil, que no sólo se da entre reclusas, sino también entre los distintos funcionarios de la prisión. Cuando está dura adaptación al entorno se completa es cuando las demás reclusas le permiten acceder a lo que hay debajo de sus duras fachadas. Y es ahí cuando Piper, y también nosotros, nos damos cuenta de que ni ellas, ni nosotros, somos tan distintos. Mujeres diferentes con las mismas preguntas, incertidumbres y miedos. Mediante flashbacks, vamos componiendo este puzzle y vamos sabiendo cómo y por qué cada una de las mujeres ha entrado en prisión.

Una brusca bajada a una realidad más que aumentada de un centro penitenciario. Un descenso a unos infiernos que no queman tanto como esperaba y cuyo calor no siempre abrasa. Una historia de mujeres, protagonizada por mujeres y escrita por una mujer, Jenji Kohan, creadora de Weeds y guionista de Sex and The City y otras. Orange Is The New Black está muy bien contada, esta mezcla de drama y comedia (dramedia) me parece perfecta para que la historia no sea tan dura como en realidad es y su sentido del humor es muy respetuoso con la realidad que retrata. El test de Bechler aquí queda por los suelos.

La vida fuera de la cárcel también es retratada desde la frivolidad del que está fuera. Los personajes que no están presos actúan de la misma forma que lo hacemos nosotros. Muy conseguido está el papel del marido sufridor, Jason Biggs (American Pie), totalmente ajeno al sufrimiento de su futura esposa. No es el único que no muestra empatía, su socia y sus familiares siguen demasiado preocupados en las pequeñas cosas de la vida. Un punto importante para hacernos reflexionar.

Muy dinámica y fresca, y con un reparto poco conocido pero que ofrecen unas interpretaciones geniales. Sin duda, una de las grandes series que nos dejó el 2013 y la confirmación de que Netflix va muy en serio en esto de producir productos de ficción, lo cual no hace sino enriquecer la oferta, lo que es bueno para todos. Por tanto, os recomiendo que la sigáis porque no os arrepentiréis.

Archivado en Jenji Kohan, Netflix, Orange Is The New Black, Series
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