Hace un mes que finalizó la primera temporada de una de las series que dio más que hablar durante el pasado otoño y sigue siendo fuente de discusiones entre seriéfilos. Se trata de The Affair, de la que ya os hablamos hace un tiempo y que ha sido lo más destacado de una floja temporada otoñal, tanto en networks como en cable. Tanto ha sido así que ha resultado la gran triunfadora de los recientes Globos de Oro como mejor serie dramática y mejor actriz para Ruth Wilson.
Me encanta cuando una serie se arriesga buscando nuevas formas de contar historias, en el caso de The Affair se antoja imprescindible pues el “qué” es bastante genérico y podríamos encontrar decenas de ficciones con un argumento similar, sobre todo culebrones venezolanos. Pero lo que la distingue de ellas es su “cómo” que si lo pensamos bien, es lo que más importa a la hora de analizar cualquier obra audiovisual, literaria y de arte en general. Dicho esto, la forma de contar la historia me generó un sentimiento de recelo inicial que se disipó tras el piloto. Aún así, las dudas me asaltaban sobre hacia dónde iba la serie y, sobre todo, si podrían mantener los dos puntos de vista durante, ya no durante varias temporadas, sino si aguantaría la primera tan solo.
Para mí supuso una gran sorpresa cuando a mitad de temporada el verano términó y los Solloway vuelven a Nueva York, con todo el affaire desvelado, creando un nuevo escenario en el que los dos protagonistas se encontraban alejados física y emocionalmente, lo que posibilitó que la historia se enriqueciera y dejara de jugar a las diferencias para empezar a componer el puzzle desde dos extremos opuestos. Su narrativa cobraba así una nueva dimensión que nos llevaría hasta el punto culminante, que fue el penúltimo episodio y su tímido cliffhanger.
Llegamos así a la season finale, muy controvertida pues su final nos ha generado más dudas que respuestas, ya saben dique desde Lost esto está muy mal visto, precisamente se ha comparado The Affair con la mítica serie de ABC. A mí realmente el final no me dejó insatisfecho, sí algunas decisiones de guión que no tienen ningún sentido, como el soborno de Noah al mecánico o la confusa secuencia en el rancho Lockhart, en el que ambas historias divergen tanto que el espectador no puede formarse una idea de lo que en realidad ha ocurrido. La secuencia final será el cebo para la segunda temporada, pero no nos ha dejado demasiado colgados como debería.
Esta es mi principal crítica sobre la serie, ya que ha ido de menos a más exceptuando el último capítulo, lo que me provoca sentimientos encontrados y todo dependerá de qué y cómo nos cuenten. Hasta entonces, esperaremos con tranquilidad.