The Americans: Guerra Fría al rojo vivo

El año pasado escribía un artículo en el que señalaba que el inicio de The Americans no me convencía para nada, pero me quedó pendiente hacer un balance global de la temporada como el que estoy haciendo ahora con la segunda temporada. El año pasado, la serie fue de menos más, con un guión muy coherente, sin grandes recursos efectistas y con actuaciones muy buenas por parte de todo su elenco. Con lo que no contaba yo era con una segunda temporada mejor, tanto que me parece difícil que vuelva a superarse. O puede que sí.

Pero primero hagamos un poco de memoria sobre lo que vimos en la season finale de la primera entrega, en la que Philip y Elizabeth Jennings se libraron por muy poco de ser descubiertos a manos de su vecino Stan Beeman, aunque ella se llevó un disparo en el abdomen que la hizo desaparecer un tiempo. El matrimonio se encontraba en un mal momento sentimental pero, sus diferencias cicatrizaron a la par que su herida de bala. Por otro lado, el agente del FBI, cuyo matrimonio no era ningún camino de rosas tampoco, ha perdido el sentido por Nina, que confesó a sus superiores que estaba traicionando a su país. La perdonaron a cambio de ejercer de agente doble y tener controlado al perspicaz agente.

La línea argumental de la primera temporada giraba en torno a los problemas derivados de un matrimonio fingido y poco definido, aunque ya se sabe que el roce hace el cariño. Con esta línea argumental resuelta a principios del primer capítulo de la segunda entrega, un nuevo frente amenazó con resquebrajar los falsos cimientos de la familia Jennings, sus hijos. Principalmente Paige, que a sus trece años empieza a mostrar el gen revolucionario de su madre y no duda en indagar lo que ocultan sus padres. En lo relativo a su trabajo, Philip y Elizabeth sufrieron la pérdida de unos amigos, también espías del Directorio S, que fueron asesinados por una amenaza hasta entonces desconocida. Descubrir al asesino y descubrir los secretos de los aviones invisibles a los radares han sido las líneas maestras de sus misiones durante esta temporada.

Pero en el lado diplomático, en la Rezidentura, la llegada de un nuevo personaje, Oleg Burov, ha revolucionado la trama amorosa de Nina y Stan, poniendo a Beeman entre las cuerdas y enamorándose de su compañera, convirtiéndose el asunto en un triángulo amoroso de espías. Muy bien hecha su incorporación, pues ha supuesto un soplo de aire fresco en esa trama. En las altas esferas, hemos asistido a dos duelos dialécticos tremendos entre Arkady Ivanovich y Frank Gaad, una buena prueba de que la Guerra Fría fue más caliente de lo que cuentan los libros de historia.

Todas las tramas se han ido tejiendo poco a poco, de forma sosegada, como le gusta a sus creadores, aunque no por ello con parsimonia. Los guionistas nos han ido llevando por donde querían sin que nos diésemos cuenta. Las intentos de predecir semana tras semana lo que iba a ocurrirle a los personajes han sido burlados por los escritores con un giro argumental inesperado o simplemente desmontando cualquier teoría llevando las historias por otros cauces. Todo ello para que confluyeran en un final con sorpresas y dejándonos en vilo hasta el año que viene con un cliffhanger a largo plazo que va a cambiar la concepción inicial de la serie.

Para concluir, sólo me queda recomendaros The Americans, que con esta segunda temporada ha terminado con mis dudas iniciales, y lo ha hecho con mucho trabajo en los guiones, en las escenas de acción, en los cambios de registro, mezclando capítulos lentos, con buenos diálogos, con otros más dinámicos, más acción y con giros en la narración. Los actores ya lo hicieron bien el año pasado pero todo el elenco se supera y no sólo Keri Russell y Matthew Rhys, aunque hemos echado en falta al personaje de Margo Martindale, cuyas apariciones son siempre un valor añadido. ¿Has visto la segunda temporada de The Americans? Danos tu opinión.